1. *¡PROFE, CIERTO QUE NO ESTOY BORRACHO!*


    Fecha: 10/07/2019, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... su bulto era evidente, lo que no sabía era que estrategia usar para ello. Así que fui a mi ropero busqué una sudadera que me quedaba apretada y la traje para que se la midiera, pues mi objetivo era regalársela. No vaciló un momento, y quitándose su pantaloneta en frente de mí se midió aquella prenda que le quedó precisa y justo como quería verle. Un frío recorrió mi cuerpo y el me miró mientras dijo: Qué le pasó que palideciste? No nada, es que me acordé de algo urgente que tengo que hacer más rato. No dijo nada y se fue al espejo para ver cómo le había quedado el regalo. Le seguí mientras le observaba sin parpadear, luego le dije: Vé, le quedo como muy ceñida al cuerpo?, respondiendo: será? Y entonces llevé mis manos hasta su cintura haciéndolo girar para que quedara frente a mí y entonces llevé mi mano hasta sus muslos para desplegar las arrugas de la tela y subí hasta la entrepierna donde aproveché para tocar por encima de la tela su pene que estaba un poco erecto. Ambos no miramos, sonrojamos y reventamos en una risa que duró varios minutos. Nunca nos dijimos nada en ese momento y cuando traté de tocarlo nuevamente, se retiró y se fue a casa. Yo no aguanté las ganas y fui al baño a masturbarme con mucho ahínco y me parecía tenerlo a mi lado, fue tan deliciosa, que me hizo acordar de mi primera masturbación. Los días pasaban y yo no podía olvidar ese toque que me hacía enfriar en su recuerdo, pensaba en voz alta cuando será ese día de poder tocarle y verle, no sabía si ...
    ... eran ganas o miedo de perderle. Todo pasó y la idea de hacerlo y el exceso de trabajo disipó las intenciones. Había tanto trabajo en la empresa que me tocó contratarlo por 15 días para que me ayudara con las labores, donde se dejó notar su eficiencia. Eso me unía más a él y comenzó a perdurar y a notarse dentro de nuestro respeto un gran apego y afecto. Llegó el fin de año y se clausuró con éxito todo el trabajo, los aplausos y los regalos llenaron todas las expectativas. Torta, vino y cena hicieron gala, Pero igual el licor y la noche estaban presentes. Sebastián estaba tomando sin medida y eso le embriagaría pronto, así que le pedí más mesura porque su familia podría enojarse. Ante mi llamado de atención como director del programa, Sebastián tomó su celular y llamó a su abuela quien era padre y madre como suele ser en las familias humildes de mi país, donde los nietos quedan a cargo de los abuelos por siempre. Ciertamente pidió permiso para quedarse en casa de algún compañero de grupo si la fiesta iba hasta altas horas de la noche, permiso que fue concedido por ella. Yo me sentí responsable de todo, con nervios y no sé cómo, pues él era un niño a mi lado, pero tenía que cuidarlo de todos y hasta de mí. Por un momento me sentí culpable por haberle permitido ingerir licor. La fiesta terminó, todos se fueron a casa excepto Sebastián. Quien un poco mareado se fue conmigo a mi casa. Lo ayudé a quitarse sus ropas y a acostarse; tenia puesto un ceñido bóxer que dejaba notar un ...