1. Me hice la loquita con los tacheros


    Fecha: 13/07/2019, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... tanguita nena!
    
    Subió todas las ventanillas, encendió el aire acondicionado y entramos a la ruta.
    
    Yo no me saqué la bombacha, pero la dejé en mis rodillas, y en un momento sublime le manoteé la pija por encima del jean. La tenía durísima, y encima se le seguía parando como para agujerearle el pantalón.
    
    Cuando una de sus manos, la que no estaba ocupada con el volante me tocó las tetas de un zarpazo, yo le bajé el el cierre del jean, saqué de a poquito su pene gordito y encerrado en esas venas palpitantes de la soberanía de su bóxer negro para apretarlo, menearlo, mirarlo embobada, atrapar su cabecita en la palma de mi mano y darle como pequeñas frotaditas, sacudirlo y escucharlo pedirme más.
    
    Cuando decidí escupirme la mano para abarcarle todo el cuero de la pija en una pajita ruidosa, luego de hacerlo durante un buen rato me advirtió:
    
    ¡mirá que si la seguís te voy a enlechar toda la mano flaquita!
    
    A nuestro alrededor el paisaje era un desfile de autos que iban y venían enloquecidos.
    
    De repente me dejé llevar por una voz interior que me aconsejaba desde algún lado de mi ser, y me agaché con la intención de chupársela. Pero no llegué porque, el puerquito se estremeció con agilidad, al borde de perder los estribos en su tarea de conductor, ya que el auto se sacudió hacia los costados, y derramó un montón de semen caliente en mi mano. Me pidió que me chupe los dedos mientras él se limpiaba la camisa salpicada con unas servilletas de papel, y cuando creí que ...
    ... se la poníamos a un Fíat medio destartalado, se tiró a la banquina.
    
    Ahí lo dejé que me saque la tanga, que la huela con unos ojos tan pervertidos como algún que otro dispuesto a curiosear lo que pasaba en nuestro auto, que me tome por sorpresa al colarme dos dedos en la conchita y lamerlos con gusto, y que me pida que no deje de pajearlo.
    
    Entonces, su estado emocional en forma de verga en la palma de mi mano cobró vida, y mi boca volvió a sus andanzas. Pero esta vez para comerle hasta las bolas. Le encantaba que hiciera globitos con mi chicle y que lo reviente en la puntita de su pija, que se la escupa y me meta dedos en la vagina para ponerlos en su boca.
    
    ¡quiero que me la metas toda papi, que me la hagas sentir adentro, que me cojas y me des masita por todos lados, entrame guacho, haceme tu puta!, le decía mientras se la mamaba entusiasmada, pajerísima, llena de saliva y de su juguito.
    
    Era deliciosa esa pija!
    
    Alejandro arrancó el auto y volvió a la ruta. Manejó a toda velocidad, ya con el radio apagado para no recibir llamados de la operadora y con un pucho en los labios, aunque con mi boca siempre fiel a succionarle ese pedazo de carne argentina, y me dijo medio al pasar:
    
    ¡ahora te llevo con los muchachos, y te va a encantar turrita! Seguí chupando peterita chancha!
    
    No sabía a lo que se refería, pero tenía la certeza de que regresábamos a la ciudad. Sacó su celu del bolsillo y llamó a un tal Mario, justo cuando mi garganta se abría más para recibir su ...
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