1. Me hice la loquita con los tacheros


    Fecha: 13/07/2019, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... asfixia, eructaba como una cerda, se las mordía y les rasguñaba los glúteos, ni ellos sabían detenerme ni yo lo buscaba.
    
    Me las refregaban por las tetas, se las escupía cada vez que mi boca quedaba vacía por un rato, se las agarraba para pegarme hasta en la nariz y para llenarme de presemen el pelo, se las mamaba con alguno de sus dedos en mi boca como intrusos de lujo, les besuqueaba los huevos y deliraba con la concha rebalsada de jugos al escucharlos gemir, sentir en mi tacto los espasmos de sus pijas tan duras, sobervias y venosas como necesitadas de afecto.
    
    Andrea estaba sentada en la mesa con bombacha y pantalón colgando de sus tobillos, con sus dedos adentro de su concha peludita y de labios evidentemente guresos, y Alejandro se pajeaba chupándole las tetas.
    
    Hasta que vio a Mario descargar un potente chaparrón de leche en toda mi cara, y seguro se tentó con las mieles de mi sed desenfrenada.
    
    Se sentó en una silla que parecía arañada por varios gatos y, Daniel me levantó como con toda la experiencia del mundo para llevarme al confortable regazo de mi secuestrador.
    
    ¡ahora la vas a sentir toda putita, así le contás a tu amiguita que te re culearon!, decía Ale mientras su pija se deslizaba en un solo movimiento adentro de mi concha y me daba bomba con todo, re sacado y sacudiéndome a voluntad.
    
    La silla tenía todo el aspecto de romperse en cualquier momento, pero él no renunciaba a penetrarme violento, sin pausa, conmovido por cómo se le inundaba la verga ...
    ... con mi sabia y urgido por que no deje de pajear a Daniel, que entretanto me devoraba las gomas, me obligaba a chuparle los dedos y me sonaba unos mocos invisibles entre alguna cachetadita cuando gemía sin controlar mi potencia.
    
    Pero de golpe y porrazo, sin preguntarme ni advertirme, Alejandro levanta mi cuerpo con la ayuda de su compañero, frota su poronga en la raya de mi culo lleno de sismos y revoluciones, me muerde las orejas mientras se pajea contra mis nalgas, y cuando mi alma andaba extraviada en algún paraíso sexual, siento un empujón brusco, ardoroso y colmado de un dolor insoportable.
    
    El muy turro me enterró la pija en el orto, invitándome solo a dar un grito que hizo temblar el sucio vidrio del ventanal, con el que Andrea se levantó de inmediato y se puso como indiesita entre mis piernas para apropiarse de todos los jugos que hervían en mi vagina. Esa lengua fue un alivio necesario, curativo y preciado para poder sostener las dolorosas envestidas que Alejandro le propinaba a mi culo estrenado no hace mucho, aunque el placer comenzaba a sobreponerse a mi sufrimiento, gracias a la lengua de esa chanchita y a los latidos de la pija de Daniel en mi mano incansable.
    
    ¡dale pibita, cómo te rompe el culo mi amigo, movete más chiquita, que esto te pasa por andar sin bombachita en el taxi, sos muy putita vos mamasa!, decía Andrea en medio de sus últimos lametazos, antes de ponerse de pie para que Dani tome su lugar con su pija elegante y durísima, la que me ensartó ...