Me hice la loquita con los tacheros
Fecha: 13/07/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... glande al borde de eyacular.
¡che Mario, preparate, que tengo una guacha que es oro en polvo!, le dijo a ese Mario riéndose conmocionado. Y en menos de lo que pude presagiar entramos a un garaje a cielo abierto lleno de autos.
Ale se arregló la ropa, me comió la boca y me abrió la puerta para que me baje del coche.
¡vos seguime chiquita, que te vamos a hacer feliz!, decía mientras mis pasos se le adelantaban por la ansiedad.
Entramos a un cuartito donde sonaba una cumbia espantosa. Había un olor a cigarrillo que me hizo toser de una.
Una mujer estaba sentada en un escritorio hablando por teléfono, pero cuando entré cortó y se puso de pie. Además de ella había dos tacheros más, los que se me presentaron entre silbidos, piropos fáciles y caritas de viejos verdes. Uno se llamaba Daniel, y el otro era el tal Mario.
La chica me dio un beso en la mejilla y, les juro que no me jodió que me haya palpado las gomas diciendo:
¡todo esto es tuyo pendeja?, son hermosas!
Mario cerró la puerta con llave y Alejandro quiso que me suba la mini un poquito más. Los cuatro deliraron al verme sin bombacha, y más cuando Ale les mostró que él se había adueñado de ella.
¡che, pero qué hace esta princesa solita, sin calzones y con esas gomas?!, decía Mario mientras me sentaba en la mesa llena de papeles para sobarme las piernas. Andrea me hacía tocar sus tetas ya desnudas, diciendo:
¡tocalas mami, dale que no muerden, no son como las tuyas, pero los pezones se me re ...
... paran cuando veo a una pendeja tan puta como vos, y sin bombachita!
La vi juntarse la baba que se le caía de los labios, mientras ahora mi boca se animaba a saborear sus pezones, y mis manos le apretaban las pijas a Mario y a Daniel, a la vez que Ale me chupaba los pies separándome bien las piernas.
¡así que te chupó la pija la nena, y se la tragó loco?!, averiguaba Daniel.
Andrea se agachó para besarme la panza y me sacó la remera para alejar a los vagos por un ratito. En ese intervalo frotó sus tetas contra las mías y me las chupó como nadie me las había amamantado antes.
¡mojate linda, estás riquísima pendeja, tenés un olor a que querés que te la pongan que me derrite! Hace mucho que no cogés preciosa?!, decía ella explorando mi ombligo con su lengua, amasando mis tetas babeadas por su arte y abriendo mis labios vaginales para que mi clítoris se refresque gracias a un ventilador que removía el aire a duras penas.
Después dio unos saltitos con sus pechos sobre mi vulva, me besó las piernas y me pegó una flor de tranzada diciendo:
¡ahora mis amiguitos te van a dejar bien cogidita nena, así que levantate y arrodíllate!
Recibí su orden como un reto, y quise demostrarle que estaba capacitada para cumplirlo.
En menos de lo que supuse ya estaba con la cola en el piso, pajeando a Mario y con la pija de Daniel en la boca.
Desde que empecé a chupar no paré hasta que los dos se sacearon conmigo. Hasta me las metí juntitas en la boca, y aunque pataleaba de ...