-
Diario de un Prisionero IV: y todo dio un giro inesperado…
Fecha: 14/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos
Antes de empezar, quieroadvertiros queeste capítulo ha sido todo un reto para mí, ya se verá por qué, además, es uno de los más largos que escribo, así que compensa un poco jajaja sin más, mis doncellas, caballeros: ********** Diario de un Prisionero IV: y todo dio un giro inesperado… [Para este relato, “La nena” de Arjona, para seguir la costumbre jajaja] A San José 8 de mayo Mi muy amado Pablo, Hoy fue el peor día de mi vida, te lo contaré y así recordarás por qué estoy yo escribiendo tu diario, cuando deberías escribirlo tú. Como tus padres estaban fuera habíamos dormido en tu casa, bueno, realmente no dormimos, pero lo disfrutamos mucho, me hiciste tuyo y todavía tenías ganas para pedirme que te hiciera mío, sabes que yo haré todo lo que me pidas, así que te complací. Pero bueno, eso ya no importa mucho, la verdad. Al final nos levantamos cuando sonó mi celular, lo que indicaba el final de nuestro paraíso bajo las sábanas y el inicio de un nuevo día. No sé por qué, si siempre te acompaño, pero hoy decidí no ir contigo, no tenía clases y aunque luego el chofer me llevaría donde yo quisiera, hoy pensé que mejor me quedaba con mi suegrita y le ayudaba a prepararte un almuerzo de lujo, un almuerzo que nunca comiste… Te fuiste con el chófer y en cuanto el carro entró a la autopista, justo enfrente del parque de la Sabana, oímos un disparo y el golpe de un carro contra un árbol, no sabíamos qué hacer, pero Sergio y yo corrimos a la puerta, en ...
... espera de ver qué había pasado, esperando en el corazón que no tuviera que ver contigo. Pero, desgraciadamente, sí tuvo que ver contigo: el carro estrellado era el tuyo. Intentamos correr a buscarte y auxiliarte, pero mi suegrita nos lo impidió, dijo que era mejor que no interviniéramos para no entorpecer el trabajo de los cruzrojistas y bomberos y, mucho menos, el de la policía. Al final tuvo razón y no pudimos hacer otra cosa que acercarnos a la escena e identificarnos. Al principio no nos hicieron mucho caso, había otra cosa más importante: ¡no estabas! Pero uno de los bomberos era Julio y él sí que se fijó mejor y vio que la puerta junto a tu asiento estaba medio cerrada, como si alguien la hubiese abierto y no la hubiese podido cerrar después. Eso era muy sospechoso y nos preguntaron si sabíamos de alguien que te persiguiera; de inmediato los tres dijimos “Quique”. Nos pidieron datos, que entre Sergio y yo los facilitamos, incluso les dimos su número de teléfono y ellos se fueron murmurando entre sí… El resto del día ha sido espantoso, llamadas a tu familia, a la mía, incluso a la de mi suegrita, pero sólo para informar que desapareciste, ninguna acerca de tu paradero. Sergio y yo nos encargamos de tus amigos y compañeros de la universidad, pero aun así ha sido pesado para todos. Pero por fin ya nos hemos retirado a dormir, fue cuando encontré este diario y pensé que te gustaría continuarlo, así que ahora que no estás, lo haré yo por ti. Te extraño, Andrés. A ...