1. Ana 3, acostumbrándose a disfrutar de ser violada


    Fecha: 22/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... chocando entre sí. El pasillo era solo nuestro, cada piso tiene solo dos departamentos, así que quedábamos solos.
    
    Una noche salí al pasillo al escucharla. Esta vez no llevaba esas calzas que tanto me calentaban, sino otra cosa mejor, una minifalda color crema, floreada. Cuando salí de mi dpto. Ella se disponía a abrir la puerta del suyo. Me daba la espalda, su cabello enrulado y rubio estaba suelto, estaba parada en una postura tal que sacaba su culito hermoso para afuera. Giró y me vio un tanto preocupada. Estaba muy bien maquillada, su piel blanca, perfecta, los labios pintados con una especie de rosado, las pestañas arqueadas y las cejas depiladas resaltaban la mirada de putita fiestera que tanto me gustaba. Frunció el ceño en señal de desaprobación a medida que me acercaba a pasos largos. Aun con su cara enojada, sus ojos emanaban sexualidad. Sacó la llave de la cerradura, quizá por miedo a que yo intentara entrar con ella. Pero quedó a mi merced.
    
    —Como te extrañé putita —la saludé al tiempo que le metía la mano en la pollera. Su piel es lo más suave que se puedan imaginar, no solo la del culo, sus piernas firmes y ejercitadas también tenían una textura imposible de ignorar.
    
    —Soltame o te juro que despierto a todos los vecinos. —me dijo con una furia asesina en los ojos. Esta vez le creí, así que tuve que desistir.
    
    —Está bien —dije resignado, pero mi mano no podía parar de escarbar esa redondez perfecta. Luego sentí el tacto de la tanga— pero me llevo un ...
    ... regalo —se la arranqué de un tirón y volví a casa. Esta vez tendría al menos un trofeo para inspirarme mientras me masturbaba.
    
    Esto fue hace una semana. Luego nos encontramos a solas en una ocasión. En el almacén de enfrente. Ella compraba mientras yo esperaba detrás de ella. No me había visto. Hacía calor, así que llevaba un short verde cortísimo que resaltaba sus formas. Me acerqué hasta tenerla a unos centímetros, su cabeza rubia casi chocaba con mi mentón, le pellizqué una nalga con fuerza. El almacenero no podía ver nada desde el otro lado del mostrador, solo nos veía del hombro para arriba, yo seguía metiendo mano, en verdad no me importaba que armase un escándalo, pero la muy puta sólo se limitó a menear el culo para deshacerse de la mano intrusa. Mientras recibía el cambio la volví a pellizcar y desafié su mirada furiosa con una sonrisa provocadora. Al salir del almacén observé que unas chicas se reían de mí, no entendí de qué, hasta que noté sus miradas posadas en el miembro erecto que luchaba por escapar del pantalón.
    
    En esta última semana no pude acercarme a ella. Siempre salía de su dpto. con un tipo diferente. En general eran mayores que ella. Parece que Anita tiene algún trauma con su padre, y anda buscando una imagen paterna que lo reemplace. Claro que estos viejos no la veían como a una hija ni mucho menos, y seguramente aprovechaban la debilidad que Ana tenía por las pijas, para llevársela a la cama y hacer de ella lo que quisieran. No los culpaba, aunque si ...
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