Cuestión de tamaños
Fecha: 29/07/2019,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
... botón tras botón con mi mirada clavada en la suya, me tomó de las nalgas y me arrastró contra su cuerpo, me paré un puntas de pies y alcancé su boca en un pecaminoso beso, profundo y eterno, que me sacaba de la rutina de la vida conyugal.
A los besos siguieron las caricias, el deseo, la locura, sus manos recorriendo mi cuerpo, su verga que se endurecía bajos las ropas, refregándose en mi ombligo, en mi vientre, mi concha inundándose en deseo, mis pezones hambrientos aún bajo el sostén, nuestra respiración entrecortada, aflojó con delicadeza el cierre de la pollera y me desnudó lentamente, le llevó hasta la mesa, me giró, me inclinó y sacó mi bombacha, lo dejé hacer, sus manos recorrieron mis grandes nalgas y sentí su lengua en mi intimidad, lamió mi concha, mi culo, mi clítoris, solo deseaba que me penetrara.
Volvió a girarme, me levantó un poco para que me sentara sobre la mesa, terminó de desnudar mis senos y me comió las tetas a besos, jadeaba como poseída, le imploré
Cógeme maldito, cogeme…
Estás preparada? – preguntó con ese aire de fanfarronería que lo caracterizaba.
Tomó distancia, aflojó su jean, se lo sacó rápidamente junto a su calzoncillo, mis ojos se abrieron de tal forma que el solo volvió a reír, el hijo de puta tenía terrible verga, era enorme!!! En mi vida había visto algo así, era más del doble y por mucho del largo que la de mi esposo y de cuanto hombre me hubiera acostado, gruesa como mi antebrazo, una barra de carne amenazante, me quedé ...
... observando ese monumento como una tonta, incrédula, con la boca abierta, sin dudas me destrozaría…
Él tomó un preservativo y comenzó a desenrollarlo, cubriendo con trabajo su verga, cuando llego al final aun le quedaban unos cinco centímetros por cubrir.
Se acercó a mí, levantó mis piernas hacia atrás, haciéndome recostar el borde de la mesa, me sujeté con fuerza y me preparé para la embestida, cerré los ojos, Christian refregó entonces su falo tan largo como era sobre mi clítoris, una y otra vez, una y otra vez, al fin buscó centro y lentamente lo introdujo en mi interior, era tan gordo que creí desmayarme de placer, empezó a moverse hacia atrás y hacia adelante llegando en lo profundo de mi caverna, en cada empuje parecía matarme, no me hacía suspirar, no me hacía gemir, me hacía gritar, parecía destrozarme el útero y comencé a sentir orgasmos tan profundos como nunca había sentido.
Pasé una mano bajo mi pierna y tomé la base de su tronco acariciándole las bolas, él me dijo entonces
Te gusta mi pija? te gusta mi pija?
Si!!! – grité un tanto inconexa – meté… mela toda! ayyy!!!! róm… rómpeme ayyy!!! toda!
Y mientras lo decía tiraba de sus bolas hacia mi concha, para obligarlo a cerrar distancias, con mi mano libre refregaba mi clítoris mientras sus dedos jugaban con mis pezones. Exploté de una forma increíble, como nunca lo había sentido en mi vida, una lágrima rodó por mi mejilla.
Entonces se retiró y se sentó al costado, sobre un sillón, con sus piernas ...