1. Negación - Capítulo 9


    Fecha: 01/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... burlona.
    
    - Ja Ja – le dije antipático.
    
    - ¡Es increíble!, en serio, cuando la ambulancia te trajo, no eran capaces de describir el color de tu piel, entre el fango y la sangre… ya sabes… pero ahora yo tampoco puedo hacerlo… debería escribir algo como morado-rojizo ¿No crees?
    
    - Si Usted lo dice… - quería que se largara.
    
    - Bueno… déjame decirte, que tu pelo salvó ileso.
    
    - ¡Hurra! – dije con fingido entusiasmo - ¡Deberíamos festejarlo!
    
    - Eres gracioso Fabián, me simpatizas – me alabó, dejando caer una pesada mano en el yeso, haciéndome saltar de dolor. – ¡Mi culpa! – se excusó.
    
    - ¿Puedo pedir otro médico? – sugerí, agónico.
    
    - Puedes, pero no creo que encuentres uno tan bueno como yo. – se jactó.
    
    - Lo dudo. – dije, aun conteniendo la respiración.
    
    - Lo dejo a tu criterio… - se encogió de hombros - Bueno ¡nos vemos!
    
    Eliminó los guantes, se lavó las manos y se retiró, sin volver a dirigirme la mirada. Suspiré pensando en todas los traumatismos de mi cuerpo, aun habían muchas cosas que no sabía y ni siquiera había visto mi rostro. Sentía todos mis dientes al menos, los revisé con mi lengua. Estaba concentrado en eso, cuando la puerta volvió a abrirse. Uno hombretón musculoso me miraba, su cara de niño llena de temor y alivio mezclados, me pregunté cuántas horas estuvo Brawny haciendo vigilia fuera de mi habitación, las ojeras en sus ojos me indicaban que muchas. Me regaló una sonrisa.
    
    - ¡Auch! Enano… ¿Intentaste detener un vehículo con la cara o ...
    ... qué? – Rodé mi ojo, aquí íbamos de nuevo.
    
    - ¿Tan mal está? – pregunté después de un rato.
    
    - Peor… pero ya pasará. – comenzó a acercarse, y se dejó caer en el mismo sillón que ocupaba Claudia hace unos minutos. - ¿Cómo te sientes? – estaba serio ahora.
    
    - Bien… estoy vivo – le recordé.
    
    - Pero estuviste casi muerto – aclaró.
    
    - Pero sigo vivo – seguí, defendiendo mi punto.
    
    - “Mala hierba nunca muere” – soltó. Le saqué la lengua, como un niño.
    
    - ¿Y bien? – pregunté.
    
    - Bueno, el médico dijo que, al menos, tu cara habrá mejorado algo para cuando termine de sanar completamente – soltó una breve carcajada – me cae bien ese tipo – Apreté los dientes, preguntándome cuantas bromas habían gastado Miguel y el Doctor por mi causa.
    
    - Imbéciles – murmuré.
    
    - Sólo serán cicatrices Enano, nada más. – me tranquilizó. Su rostro cambió, volviéndose frio y calculador - ¿Cuántos eran?
    
    - No aún – le advertí. No hablé con Claudia y no lo haría con Miguel tampoco. Negar las cosas siempre las hace menos reales, más fáciles de tolerar.
    
    - Claudia mencionó algo de que no quieres hablar … - comenzó.
    
    - ¿Entonces por qué preguntas? – le lancé.
    
    - Pensé que quizás a mí me dirías algo – murmuró, cabizbajo.
    
    - Algún día hablaremos de esto… – le prometí – sólo déjame estar preparado.
    
    - Algo así dijo la psicóloga, también… - me miró.
    
    - ¿Qué psicóloga? – quise saber.
    
    - ¡Tu nueva psicóloga! – anunció – vas a tener que someterte a terapia, otra de las ideas del Doc. ...
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