1. Desafío de galaxias (capitulo 36)


    Fecha: 03/08/2019, Categorías: Confesiones Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaban protegidos por un reducido destacamento de policía federal provistos de armas militares, y varias pequeñas cámaras, disimuladas por la sala, permitían ver y oír todo lo que aconteciera, desde la Fénix, el Palacio Presidencial y el Cuartel General en Mandoria. Durante unos segundos, las dos delegaciones se observaron en silencio hasta que uno de los delegados federales decidió romper el silencio.
    
    —Bienvenidos, —los pretores se limitaron a inclinar levemente la cabeza—. Desafortunadamente, es la primera vez que dos delegaciones de nuestros mundos se reúnen en estos años de conflicto para hablar…
    
    —¡No hay nada de que hablar! —interrumpió la perorata, de manera un tanto osca, uno de los pretores— ¿Qué es lo que queréis?
    
    —Tenemos algo que estoy seguro de que os interesara, —contestó otro de los delegados.
    
    —¿De qué se trata?
    
    —Tenemos dos millones y medio de ciudadanos bulban en nuestro poder, están hibernados y…
    
    —¡No nos interesa!
    
    —Pero… son compatriotas vuestros, —dijo el delegado un tanto desconcertado.
    
    —¡No son importantes!
    
    —Estaríamos dispuestos a entregarlos, —los dos pretores miraron largamente a los delegados y luego se miraron entre sí.
    
    —Siguen sin interesarnos, —dijo uno de los pretores— pero… si aceptáramos la entrega, ¿qué queréis a cambio?
    
    —Un cese de hostilidades, una tregua indefinida.
    
    Los dos pretores cuchichearon entre ellos durante unos segundos, y finalmente dijeron—: no estamos interesados en treguas, pero debemos ...
    ... consultar con los Supremos.
    
    —¿Podríamos negociar directamente con los Supremos?
    
    —Negativo, solo hablaran a través de nosotros.
    
    —Pero hay asuntos que discutir y negociar.
    
    —Lo harán a través de nosotros.
    
    —Pero ¿Cuándo tendremos una respuesta?
    
    —Cuando la den los Supremos, —y dando media vuelta se encaminaron a la salida, dejando a los delegados con tres palmos de narices.
    
    En la sala de reuniones del Fénix, Marisol estaba que se subía por las paredes ante la mirada del presidente que la observaba desde la gran pantalla mural.
    
    —¿Pero a quien ha mandado usted aquí? ¡Vaya negociadores: se han hecho caca!
    
    —No exageres Marisol, —dijo Fiakro con suavidad—. Y no los he elegido yo.
    
    —¡Pero han hecho el ridículo! No me extraña que los bulban nos quieran invadir.
    
    —Mira Marisol, nunca has querido meterte en política, no lo hagas ahora, porque esto lo es.
    
    —Pero estos gilipollas están negociando una tregua militar…
    
    —No importa, y como hablamos el otro día, no nos viene mal. Este… grupito… se ha agarrado a un clavo ardiendo para conseguir una ventaja política a costa mía y desgastarme. Primero, yo les deje agarrarse a ese clavo y, segundo, se están poniendo en evidencia frente al Parlamento. Déjales que sigan… negociando.
    
    —¡Joder presidente! —exclamó Marisol frente a la pantalla con los brazos en jarra— es usted retorcido, ¿lo sabía?
    
    —Te aseguro que la política es mucho más peligrosa que una de esas terribles batallas en que has participado.
    
    —Entonces, ...