1. “Que no oiga mi abuelitaaahhh!!!”


    Fecha: 05/08/2019, Categorías: Jóvenes Autor: hymenator, Fuente: RelatosEróticos

    Esta primera historia que les relataré me ocurrió cuando cursaba el segundo año de secundaria, allá por el año 82’ y yo tenía 14 años. Por aquél entonces fue cuando llegó a nuestro salón Paula, una chica de mi edad, bastante guapa según mi gusto. Porque era blanquita, risueña, con cara de inocente, pero con un culito precioso que lo meneaba bien rico a la hora de caminar.
    
    Por eso es que desde el comienzo traté de hacerme su amigo y como era nueva en el colegio no me resultó difícil lograrlo. Durante ese año sólo fuimos amigos y casi siempre le gastaba bromas y era amable con ella y eso le gustaba.
    
    Paula vivía a la vuelta de mi casa, así que durante las vacaciones del verano del 83’ pude seguirla viendo y le presenté a mis amigos del barrio, pero para suerte mía nunca dejé de ser su amigo favorito.
    
    Paula vivía con su mamá y su bisabuela desde que su padre las había abandonado, por eso la mayoría de veces no tenía el problema de pedir permiso como si lo tenían la mayoría de las chicas de aquella época.
    
    Cuando regresamos a las clases de tercero nuestra amistad era más estrecha y un día saliendo del colegio le dije si quería “estar conmigo”, como solía decirse en aquel tiempo cuando uno quería tener enamorada; y, ella dijo que “sí” aunque de inmediato se fue corriendo y por unos días procuró evitar quedarse a solas conmigo. Pero, yo no me quedé de brazos cruzados y le escribí “papelitos” (así llamábamos a los recaditos que les mandábamos a las chicas que nos ...
    ... gustaban) y conseguí verla a solas a la hora que pasaba a comprar a la panadería para su merienda.
    
    Como ya estaba oscureciendo y como por esa calle había poca luz hablamos y pude comprender que Paula estaba avergonzada de tener enamorado y la verdad yo me sentía igual. Y es que se nos había educado creyendo que tener enamorados era pecado y todo había que hacerlo a escondidas. Hablamos un ratito y casi sin saber cómo nos acercamos y nos besamos. No fue un beso de película, pero a ambos nos gustó porque era el primero que dábamos y también el primero que recibíamos. Luego sólo me dijo “ya me voy” y se fue corriendo a su casa moviendo ese rico culito que me volvía loco.
    
    Después de aquel primer beso nuestros encuentros a esa hora se convirtieron en habituales; aunque cada vez nuestros besos se hicieron más apasionados y al parecer a ambos nos gustaban, pues aunque ante cada avance mío por tocarla o acariciarla ella empezaba rechazándome, siempre al segundo o tercer intento acababa cediendo.
    
    Fue así que al poco tiempo nuestros besos eran más largos y más húmedos y pronto mis manos pasaron de su espalda a su cintura y de allí a sus caderas y a su carnoso culito; pero, yo ya quería algo más y me moría de ganas por tocarla por debajo de sus ropas, pero allí en la calle era demasiado arriesgado ya que alguien que nos conociera podía mirarnos.
    
    Por suerte llegó el martes 05 de julio (1983), y estando en el colegio y como todos estaban entretenidos en la actuación por el Día del ...
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