Negación - Capítulo 2
Fecha: 15/08/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
Iba en un taxi camino a casa, pensando en las actividades que me aguardaban el día de mañana. Y todo el trabajo que arrastraba de esta semana, tenía fe en que lograría resolverlo todo para el sábado por la tarde. Los domingos eran mis días sagrados, en realidad, sólo los domingos por la tarde eran mis horas sagradas de descanso. Usualmente por la mañana iba a dar clases a alguna zona rural cercana.
A mis veintitrés años, había logrado alcanzar lo que cualquier joven con cinco dedos en la frente, y ningún peso en los bolsillos, desearía conseguir. Crecí en un barrio pobre, me crie a fuerza del sudor, lágrimas y hambre de una mujer temporera, orgullosa y trabajadora, que nunca recibió apoyo de su familia, y que tuvo la mala fortuna de ser enamoradiza. Creyó en todo lo que los hombres le prometieron, y consiguió engendrar tres bastardos de diferentes hombres, que le prometieron el cielo, para luego abandonarla al destino. Soy el menor de esos bastardos. Soy el orgullo de sus ojos, o al menos lo fui, antes de que partiera.
Mi madre siempre creyó que mi destino sería distinto al de mis hermanas, cuando niño no me destaqué por nada, excepto por la agudeza de mi mente, sobresalí en ese ámbito, fui en lo que duró mi vida escolar, siempre el mejor. Un alumno brillante, “ejemplar” decían los profesores. Sin embargo, donde empezaban mis talentos, era donde terminaban. Nunca fui bueno en otra cosa.
Cuando ingresé a la Universidad pensé que todo cambiaría, la vida nos ofrecía la ...
... oportunidad de progresar, pero la nube que ocasionalmente persigue a las personas, parecía haber tomado un cariño especial por mí, y me seguía constantemente, y con ella, venia la tormenta. Construí lo que tengo ladrillo a ladrillo, y no me he arrepentido de ninguno de los pasos que he dado. Bueno sí de uno. Pero era consciente de que, si no me hubiese atrevido a caminar por ese sendero de la vida, habría obligado a alguna de mis hermanas a hacerlo. Y eso estaba fuera de todo cuestionamiento. Yo no dejaría que ellas se hundieran, tomaría mil veces la misma decisión, y estaría igual de agradecido de los resultados que trajo como lo estoy ahora.
Miré por la ventana, y vi las casas. Estaba por llegar. Miré al chofer, era un hombre canoso, que rondaba los cincuenta años. Me miró por el retrovisor, y aparte la mirada. Ahora no era un buen momento para que un desconocido se me quedara viendo, y no es que fuera un adonis ni mucho menos, cuando hacía lo que había hecho en aquel Hotel, sentía que desde mi frente colgaba un cartel de neón, con una flecha apuntando a mi cara que decía con letras grandes y fluorescentes lo que era. Un Puto.
- De aquí a las izquierda, y luego 6 casas más allá – Le indiqué, sin apartar la vista de la ventana.
Siguió mis coordenadas y estábamos en la fachada de una casa color marfil, era mi orgullo. Jamás pensé que lograría tener una casa para mí sólo, y aquí estaba, era uno de los sueños que cumplí tan pronto egresé de la Universidad. Antes de un ...