Negación - Capítulo 2
Fecha: 15/08/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... me pidió que abandonara el oficio. – Llegaste a la meta – me dijo – ya no hay necesidad de todo esto, prométeme que se acabó – Pero yo no pude hacerle esa promesa, y fue la primera vez que le fallé, porque la lo había conocido a él.
Las consecuencias de ese primer encuentro, fueron desastrosas, por supuesto. Tuve que arrastrar mi sucio trasero a la puerta de Claudia, para que me revisara, desgarro de segundo grado fue su sentencia, y sus suturas, claro, mi penitencia. Pero esos primeros encuentros con él, me habían ilusionado, haciéndome pensar que quizás en un mundo paralelo, yo conseguiría enamorarlo, que iluso y creativo me ponía a veces.
Después de ese encantamiento primario, y todo el dolor que llevó, las cosas fueron fluyendo, la zona de su cuerpo que mayor contacto tenía con el mío, era su pene, y sus manos, que tocaban sólo mis glúteos, y claro. El desencantamiento vino con la primera palmada, quedé con la mente en blanco, y no dije nada. Y volví a arrastras mi sucio trasero a la puerta de Claudia. Y siguió pasando y lo dejé ser. Y claro estaban los otros clientes. Los que eran amables, los que se preocupaban de recibir y dar placer. O los que buscaban favores manuales y orales solamente, bueno, los había de varios tipos. Pero me acostumbré a ellos. Fueron mi salvavidas. Y les agradecía por eso. Y agradecía cada golpe, demonios que si lo hacía, porque ellos significaron suculentos cheques que pagaron mi comida y la de mis hermanas.
Y Claudia entendió, al ...
... menos, yo esperé que lo hiciera. Y en lo profundo de mi alma, yo sabía que no lo dejaba ir porque necesitaba sentirme deseado por alguien, aunque el precio fuera el dinero.
- ¿Qué tan malo fue? – preguntó.
- No tanto – le dije, bajándole el perfil al asunto.
- Entonces…
- Bueno, quería un favor tuyo… emm… de esos favores grandes.
- Depende.
- No te pongas difícil – le suplique – ¡¡por favor!!
- Fabián, te dije que no te ayudaría en eso. No más. Te apoyo en todo lo que quieras, pero eso… tú sabes lo que opino. ¡Por Dios, Fabián!, ¿hasta cuándo vas a seguir con esto?, ¿Qué quieres?, morir poco a poco…
- No seas injusta… - la increpé.
- ¡Conmigo no! – me grito, había tocado la fibra… iba a tener que usar mi técnica súper secreta para revertir la situación.
- Entonces… olvídalo, voy a pedir ayuda en otro lado.
- No me hagas esto, quieres que me sienta culpable, pero esta vez no, lo siento, no quiero escuchar más, fue suficiente por hoy… no me llames, yo te llamaré cuando la ira que siento ahora se haya calmado. – y cortó la comunicación.
Y me quedé escuchando el tono de llamada finalizada, sin poder creerlo. – ¡Que mierda! – dije frustrado y le di un golpe al volante.
Llegué a la oficina a tiempo, el reloj-control marcaba las ocho veinte cuando deslice mi dedo en el sensor para marcar mi ingreso. Llevaba un año trabajando para el Servicio de Salud, con el equipo en que estaba inmerso, creábamos softwares que ayudaban a los funcionarios de los ...