1. Todo empezó con una inyección


    Fecha: 02/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Stuka15, Fuente: CuentoRelatos

    ... farmacia a dos cuadras de casa, me encontré con unos amigos y platicamos un poco sobre tonterías. Al notar mi retraso me despedí rápido y salí corriendo.
    
    --Ya vine.
    
    --¿Porque te tardaste?, la encontraste?
    
    --Sí compre 6.
    
    --Creo que no vamos a llegar.
    
    --Cámbiate, te inyecto y nos vamos.
    
    --Cambiarme? Ya no hay tiempo, prepara la inyección.
    
    Sin saber que quería hacer prepare la inyección y probé la jeringa derramando unas gotas. Mi madre me indicó que la siguiera, llegamos a la sala y me indicó que me sentara, se coloco sobre el sillón pero de pie y por su posición asumí que debía inyectarla ahí mismo.
    
    --Aquí te voy a inyectar?
    
    --Si apúrate.
    
    Levante su falda rápidamente hasta su cintura, llevaba puesto un discreto bikini blanco que le cubría casi todas su nalgas, pero era algo trasparente. Ella con sus manos fijó la falda levantada a la altura de la cintura.
    
    Temblando sujete su bikini, y lo jale hasta librar sus dos nalgas. Por la posición el bikini se deslizó apenas librando ambas nalgas.
    
    Increíble, tenía ante mi un culo blanco. Podía percibir apenas la orillita de su concha depilada y aprisionada por sus nalgas. El ano no era poco visible, así que cuando seleccione la nalga y trace la cruz para dividirla, agarre la nalga derecha y la sujete para inyectar, en ese momento se descubrió el ano pequeñito, morenito y delicioso.
    
    Termine de inyectar.
    
    --No olvides sobar señor doctor.
    
    --No señora.
    
    Sobé un minuto aproximadamente apreciando ...
    ... aquel paraíso. Deje la jeringa en la mesita de un lado y le subí el bikini mientras ella se incorporaba. Al llegar a su lugar acomode el elástico sobre su cintura y el de sus nalgas. Al terminar ella dejo caer la falda y se volteo.
    
    --Gracias señor doctor, es usted un maestro, no me dolió nada, sin embargo olvido su nalgada.
    
    --Perdón es por los nervios.
    
    --Olvídalo yo tuve la culpa, creo que viste más de lo que verás en el cine.
    
    Sin darme cuenta me sonroje por la pena.
    
    --No te apenes, el cuerpo es algo hermoso y natural, además confío en ti y recuerda que debemos cuidarnos mutuamente, no tenemos a nadie más
    
    --Así es.
    
    --Vamonos señor doctor o no llegaremos a la película
    
    Pasamos toda la tarde en recorriendo unas tiendas de ropa de mujer, vimos dos películas, cenamos y en cada momento mis pensamientos estaban absortos en esa excitación, en ese erotismo.
    
    De reojo, cuando no podía verme, admiraba a mi madre, aún joven, bien formada, seria y cariñosa. Estaba orgulloso de ella y también algo atraído.
    
    Al llegar a casa nos duchamos, cada quien en su baño y nos pusimos en ropa de dormir reuniéndonos en la sala para ver TV.
    
    --Mamá, ¿porque dices que soy el hombre de la casa?, no la mantengo.
    
    --No tienes que hacerlo para ser el hombre
    
    --No entiendo
    
    --Quiero decir que varón en esta casa, tienes autoridad y el derecho para opinar, tomar decisiones y cumplir con tus deberes, ya eres todo un hombre.
    
    --Que deberes?
    
    --Cuidarme, mimarme, protegerme y ...
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