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El Cazador - Parte 3
Fecha: 24/08/2019, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues
... oscuridad. Sus manos, nada perezosas, empezaron a recorrer mi cuerpo con rapidez, bajando por mi pecho, mi abdomen y luego hacia mi entrepierna. Sus caricias eran expertas y precisas, sabía perfectamente como tocar, que partes apretar y acariciar. En un par de segundos ya me encontraba duro como piedra. Sin querer quedarme atrás, empecé a recorrer con mis manos su cuerpo en la oscuridad, recordando cómo se veía en la mañana. Sus nalgas se sentían tan bien bajo mis manos, tan duras y bien formadas. Me sentía algo frustrado por no poder ver su rostro de placer o ver su cuerpo, el color de su piel, pero no me quedaba otra, era eso o nada. Como ya lo había dicho antes, a veces la acción se dan en los lugares menos pensados. ―¿Cómo sigue tu agujerito? ―pregunté en su oído, mientras pasaba uno de mis dedos por sobre su pantalón, justo entre sus nalgas. Luego de que aquel profesor lo dejara sangrando después de la furiosa cogida que le había dado, su ano aún no debía estar listo para la acción. ―Aun duele, pero está sanando ―dijo en un susurro y luego le dio un pequeño mordisco a mi oreja―, pero no lo necesito para hacer esto… ―continuó diciendo y luego empezó a bajar hasta quedarse de rodillas frente a mi entrepierna. Luego, como todo un experto, sacó en segundos mi pene de mi pantalón y empezó a acariciarlo a ciegas, tocando con la yema de sus dedos cada centímetro, desde la base hasta la cabecita, mojándolo completamente con sus propios líquidos. Cris se manejaba como todo un ...
... experto, lo que me hacía dudar de que haya sido el profesor quien lo sedujo a él, por la forma en la que actuaba no me hubiera sorprendido de que fuera lo contrario. Luego de haber hecho el reconocimiento con sus dedos, Cris tiró de mis pantalones hasta dejarlos en el suelo y luego se metió de golpe mi pene en su boca haciéndome dar un salto por la sorpresa. Su lengua parecía un remolino envolviendo mi glande. Sus labios parecían querer tragarse hasta mis testículos. Había visto a pocos chupar de esa manera y no mostrar esfuerzo alguno. Mi pene no era el más grande, pero tampoco era pequeño. Ver como entraba y salía entero de su boca con tanta facilidad era algo que no veía seguido. Entonces sus manos empezaron a recorrer mis piernas, acariciándolas firmemente, y luego subieron hasta llegar a mis nalgas y de inmediato mi cuerpo se puso tenso, mucho más cuando sus dedos empezaron a avanzar hacia la división entre ellas. No me molestaban pequeñas caricias sobre mis nalgas de vez en cuando, algunos pasivos disfrutan acariciándolas, pero nada más. No me gustaba que me manosearan mucho esa parte de mi cuerpo, simplemente no era lo mío. De inmediato y casi por instinto, me zafé de sus manos y lo levanté de sus brazos para que se pusiera en pie, luego le di vuelta y al sentir el calor de sus nalgas contra mi pene mi cuerpo se relajó nuevamente. Las ganas de penetrarlo me consumían por dentro, pero sabía que se encontraba lastimado y no disfrutaría del sexo, así que lo único que hice ...