1. El Cazador - Parte 3


    Fecha: 24/08/2019, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... que siempre había tenido Mati y que tanto me atraía. Los jadeos de mi amigo eran cada vez más intensos, parecía estar disfrutando todo lo que le hacía. Luego de unos segundos más, le terminé de sacar por completo los pantalones y con ambas manos le abrí el culo y enterré mi cara entre sus nalgas, haciéndolo dar un salto por la sensación que le produjo tener mi lengua rosando su agujero rosado y estrecho. Comer ese culo fue toda una delicia… sabía a triunfo, a recompensa por una larga espera… Por un buen rato lamí y lamí su agujero y sus nalgas, tratando de dilatarlo con mi lengua y mojarlo lo suficiente para poder penetrarlo luego, sin que tuviera problemas, ya que no había traído conmigo un lubricante, sólo tenía el condón de emergencia que siempre cargaba en mi billetera. ―Te la voy a meter ―anuncié y luego me puse el condón. ―Sí, métemela ―contestó mi amigo y empezó levantar su culito más para que pudiera alcanzarlo mejor, moviéndolo de un lado a otro. No dejaba de sorprenderme las ganas que mostraba de que se la metiera. Con sumo cuidado coloqué mi pene a la entrada de su ano, caliente y húmedo, y empecé a empujar hasta que aquel estrecho agujero cedió y la cabecita ingresó apretada dentro de mi amigo. ―Ahh. ahh… despacio… si duele ―suplicó jadeante, con la cabeza enterrada sobre la almohada. ―Tranquilo ―le dije y me detuve por un minuto para que se acostumbrara, luego seguí empujando y esta vez la cabeza entró entera. ―Ahhh… no nooo… espera… me duele… sacala… ahh… ...
    ... nooo…nooo ―suplicaba, pero luego de haber roto mi propia regla, yo ya no tenía control sobre mis actos y continué presionando a pesar de sus quejas y jadeos. Poco a poco mi pene fue entrando y entrando, y sus suplicas iban aumentando con cada centímetro que introducía. Pronto sus nalgas grandes y gordas chocaron contra mi pelvis y ya no fui capaz de meterlo más, dejando aún un par de centímetros afuera. ―Ahhhh… despacio… me duele… ahhh ―continuaba quejándose a pesar de que ya había dejado de moverme. ―Ya está ―le dije y sus quejas se detuvieron y se volvió a mirarme. ―¿Entró todo? ―preguntó entre jadeos, con su rostro húmedo de sudor. ―No, aún falta un poco, pero tus nalgas son grandes, no dejan que entre más ―le expliqué, sonriendo. Entonces Mati soltó la almohada a la que estaba aferrado y se agarró las nalgas, una con cada mano y las abrió lo más que pudo, dejando el camino abierto para que mi pene pudiera entrar los pocos centímetros que le faltaban. Con una sonrisa di el último empujón y vi como aquel húmedo y caliente agujero se comía todo mi pene y lo abrazaba con fuerza. Era asombroso lo apretado que Mati estaba, no cabía duda de que era virgen, que nunca nadie lo había penetrado. Estaba incluso más apretado que el chibolo virgen que me había comido hace unos días… ―Ahhh… wow… ―lo escuché exclamar entre jadeos y quejidos. Entonces, luego de que lo oí calmarse, empecé a moverme de nuevo, sacando y metiendo mi pene en aquel hermoso culo. ―Ohh… ahh… espera… wow… ahh ―se ...
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