1. La mama de mi amigo y su culo


    Fecha: 03/09/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: flowhot, Fuente: RelatosEróticos

    ... un culo magnífico. “Casi es mejor que me bajes del todo el tanguita”, me dijo Alicia. Se lo bajé pero sin quitárselo. Allí estaba ella, la rubia impresionante con el culo al aire y yo acariciándoselo pero con mucha prudencia. “Seguro que te gustaría tocármelo bien, venga, hazlo, méteme bien la manita por el culete, guapo, a mí me encanta”. Mi mano recorría sus carrillos, su rabadilla, la acariciaba haciendo circulitos hacia su ano. “Sí, sí, méteme el dedito muy suavemente”. Yo la obedecía en todo. Mi polla se había puesto en erupción, estaba dura y tremenda, ya os he dicho que mi polla es espectacular y por su tamaño me llamaban “el negro” en el equipo de fútbol.
    
    -¿Por qué no me comes un poco el culito? –me dijo Alicia con una voz en la que ya se traslucía el deseo. Era una mujer morbosa que lo quería todo con lentitud. Ella se había dado cuenta de que mi polla estaba en plenitud pero quería hacerme esperar.
    
    -Méteme la lengua en el culito, guapo, ¿te gusta?
    
    -Sí, sí.
    
    Mi lengua recorrió toda la raja de su culito hasta llegar al ano y se la introduje. “Métela y sácala, métela y sácala, guapo, sí, sí, así”. Yo seguí comiéndole el culo y poniéndome a cien mil, estaba deseando meterla la polla pero estaba decidido a seguir sus instrucciones al pie de la letra. No quería cometer errores. Desde entonces siempre me ha encantado comerles el culo a las mujeres que lo disfrutan. Alicia me marcó.
    
    -Ahora deberías quitarte el bañador para que veamos esa montaña que se te ha ...
    ... puesto.
    
    No la hice esperar
    
    -¡Oooh!, dijo Alicia-. Ven, acércate, quiero tocar esa polla que tienes.
    
    Ella se había dado la vuelta y yo me fije en sus tetas gloriosas. Grandes y firmes, sus pezones estaba duro y tenía una aureola grande y marrón. Me tiré a comerle las tetas desesperado.
    
    -Despacito, despacito –me dijo Alicia-.
    
    Pero yo estaba desatado. No podía aguantar tanta tensión, mi polla necesitaba una recompensa, ella me la agarró, se la metió en la boca.
    
    -Sí, sí, que bien la comes, eres una maravilla.
    
    Su lengua se movía glotona por todo mi prepucio, sus manos me agarraban los huevos, luego metió toda la polla en la boca y me llevó al cielo.
    
    -Córrete en mi boca, me lo voy a tragar todo, todo.
    
    Me corrí en su boca como me había pedido y casi no dejó escapar ni una gota de mi semen. Entonces se volvió a tumbar en la hamaca con las piernas muy abiertas.
    
    -Ahora te toca a ti comerme el chochito, lo estoy deseando.
    
    Yo era un inexperto, ya os lo he dicho, un atontolinado con una polla descomunal. Empecé a comerla de arriba abajo, como ella me había pedido, con mucha lentitud. Mis manos acariciaban aquellas tetas que tanto deseaba, mientras mi lengua iba bajando hasta su ombligo, sentía como crecía su deseo.
    
    -Sigue, sigue, no te detengas.
    
    Cuando mi boca llegó a su monte de Venus empezó a emitir primero gemidos ahogados. Mi lengua alcanzó a su clítoris, lo bese, lo moví de un lado a otro, lo agarré con los labios, lo chupe. Sus gemidos ya no ...