1. Sexólogo por un día


    Fecha: 29/08/2019, Categorías: Incesto Autor: alvaromarin, Fuente: CuentoRelatos

    ... procurando un pequeño masaje que en vez de proporcionarle calor a ella me lo produjo fue a mí. Fue imposible ocultar lo mucho que me gustó tan solo acariciar su mano, y es que no era para menos, desde hacía días, había estado esperando el momento de tenerla a mi lado, había fantaseado muchas veces pensando que yo era el suertudo del novio y que ella deseaba entregarse a mí.
    
    Disimulando la tremenda erección que se había apoderado de mi pene, inicie un dialogo en el que le manifestaba lo mucho que me gustaba que estuviera allí conmigo, a lo que ella manifestó sentirse bien a pesar de las circunstancias, posteriormente empecé a alagar su belleza y a decirle que en verdad el novio era un tonto al no darse cuenta de la suerte que tenía, lentamente la conversación se fue haciendo más agradable y el hielo que había en un comienzo desapareció.
    
    A medida que íbamos hablando me fui acercando a ella y ya a esta altura mis manos tenían las de ella arropadas como brindándole protección contra el frio que ya estaba haciendo parte del pasado.
    
    El susurro de la lluvia se armonizaba con el ruido de la máquina que lavaba la ropa de mi virginal visita. – Debe de ser acá a donde traes todas tus conquistas – afirmó ella saliendo del tema de la conversación, en ese momento no supe que contestar, pues su afirmación buscaba poner cierta distancia, dándome a entender que ella presentía que yo tenía acostumbrado llevar mujeres a mi apartamento y en cierto modo también sentí que buscaba ...
    ... recordarme que ella tenía novio y que lo amaba, en ese instante sentí perder cualquier posibilidad con ella. No obstante acerté a decirle que estaba equivocada, que en verdad ella era la afortunada de ser la primera en ser invitada a mi fortaleza, sin perder tiempo le dije que me encantaba que hubiese sido ella, que no me gustaría que hubiera sido alguien más, en ese momento sentí como sus manos empezaron a sudar entre las mías, ella se ruborizo y no supo que contestarme
    
    -Eres en verdad hermosa
    
    Le dije mientras me aventure a acariciar un mechón de su cabello que se ponía sobre su rostro y que ella no había querido acomodar por no soltar mis manos, este acercamiento me permitió sentir un suave aroma a una loción dulce pero que por un instante me llevo a desear devorarla allí mismo. Por un momento sentí que ella estaba dudosa de permitir que me siguiera acercando y efectivamente buscó nuevamente sortear la situación.
    
    -Tu novia es una chica afortunada al tener alguien como tú a su lado.
    
    -¿Por qué lo dices?
    
    -Pues, porque eres un hombre que sabe cómo hablarle a una mujer, Ojalá me hubiera enamorado de alguien como tú y no de un estúpido como Alfredo.
    
    En ese instante sentí que su nuevo intento de hacerme recordar que tenía novio no había salido bien y que en contraste, me había dado la entrada para poder desenvolverme como su sexólogo personal.
    
    -En primera instancia, no tengo novia, pues hace poco llegue a esta ciudad, y en segunda, nada impide que te enamores de mí, ...
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