1. Mi nombre es Marlene y así fue como descubrí que me gustaba ser observada


    Fecha: 29/08/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: Marlene.munoz.r, Fuente: CuentoRelatos

    ... así.
    
    Cuando llegué a la oficina, veinte minutos antes de las nueve como de costumbre, me percaté que estaban limpiando las ventanas del edificio por fuera. Yo trabajo en el tercer piso y hasta ese momento no presté mucha atención al respecto.
    
    Abrí las puertas de la oficina, encendí la cafetera y el aire acondicionado, coloqué la lista de asistencia para cuando llegaran mis compañeros, apagué las luces y abrí las cortinas, atendí algunas llamadas y mis compañeros empezaron a llegar. Así, normal transcurría mi día. Detrás de mí y a un costado hay ventanas, así que de vez en cuando tengo privacidad de ver Facebook o atender algunos correos, ver promociones en las tiendas, entre otras cosas.
    
    Todo el tiempo vi que en el edificio limpiaban las ventanas por fuera y yo, no tomé mayor atención a ello, hasta que, como a medio día tuve que bajar a la primera planta, pero por las escaleras. Resulta que en todo el edificio, por las escaleras hay un baño en cada piso, uno de hombres y uno de mujeres. Así que en mi trayecto entré al baño. Aunque cerré bien la puerta alcance a escuchar el ruido de las personas por las escaleras. Escuché la conversación de dos hombres que encendió en mi un cosquilleo en el vientre y que me recorrió súbitamente por todo el cuerpo.
    
    Uno de Ellos. - Si que ha estado difícil limpiar las ventanas del ala izquierda del edificio, el calor del sol a estas horas es muy fuerte.
    
    El otro. - La verdad es que yo he tenido toda la suerte del mundo. Al parecer ...
    ... las ventanas del ala derecha, en el segundo piso, están con vidrios polarizados y ni cuenta se han dado que estamos trabajando porque justamente me tocó limpiar las ventanas enfrente de un ¡cuero de vieja! la señorita de recepción ¡trae vestido wey! y tiene unas ¡piernas hermosas! pasé un buen rato haciéndome el tonto para ver si se agachaba más o si me dejaba ver debajo de su vestido, pero nada. La única chance que me dio fue cuando se sentó. ¡Este re buena wey! trabajaría aquí todo el día nada más para verla andar por la oficina y sabrosearmela de cerca. Tiene unas caderas y unas chichotas, que hoy me la jalo en su honor, será una delicia. Se me hace que más tarde regreso a darle una limpiada más a su ventana, pero esta vez me llevo el celular para tener un recuerdo de ella en la noche. Me trae bien caliente, la verdad...
    
    El primero. - Weey no mames, ¿neta? No seas cabrón, que pinche suerte la tuya. Ten wey, llévate el mío, esta más chingón de la cámara, te las voy a rolar por el WhatsApp. No seas ojete y comparte.
    
    El otro. - Ya estás, pero brincas parao cuando el patrón pregunte porque me tardé tanto. Le dices que el ala derecha tiene unas ventanas pequeñas en el segundo piso que están más difíciles.
    
    Yo escuchaba atenta y sorprendida. Hablaban de mí y eso me excito en cierta manera, me sentí alagada. Mi imaginación voló por un momento, hasta que recuperé la compostura y me dije que eso era algo muy raro y feo, que me moría de pena porque ni cuenta me había dado y ...