1. Dos héteros me sedujeron en una parada de autobus


    Fecha: 02/09/2019, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues

    ... modo de incluirme en su conversa. Yo solo me reí un poco. — ¿Tú qué? ¿Sí te cogerías a un marico? —me preguntó el moreno. El flaco se partió de risa. —Bueno… —dije, pero el flaco me interrumpió. — ¿Tú eres gafo, mano? ¿No ves que el convive aquí es marico? /Convive: pana, amigo, se refería a mí/ Cuando dijo eso me dio algo de pena, es que ni siquiera podía negar nada, porque no me trataba mal, sino que me trataba con toda la confianza del mundo y sin incomodarse. El incomodo era yo¬. Luego, comenzaron a decir cosas más subidas de tono, que hasta me dio pena o miedo que la gente que estaba ahí escuchara. Pero como el viento hace ruido, era poco probable que alguien escuchara más que nosotros tres. Además, se notaba que estos estaban tan locos que les sabría a mierda si alguien dijese algo ahí. También se notaba que no eran unos loquitos cualquiera que andan por la vida rodando y ya, porque hablaban hasta de vainas que si facebook, que si el instagram de tal chama y cosas así. —Bueno yo sí. Marico que se me resbale me lo cojo. —dijo el flaco. —Yo igual. Si lo que quieren es guebo, pues guebo hay que darles, ¿cierto? —me preguntaba el moreno. —Supongo —fue lo que respondí. —Habla claro, menorcito. ¿Nos vas a caer a coba a nosotros? Si se ve que eres mariquito. —decía el flaco. /Caer a coba: decir mentiras/ —Hasta carita linda tiene y todo, ¿cierto? —le preguntaba el moreno al flaco. —Sí, tiene cara de que le gusta mamar guebo en banda. /En banda: mucho, bastante/ Yo no decía ...
    ... nada, pero de reojo veía como ellos se reían por lo bajo. Ya faltaban tres paradas para llegar a la parada de mi casa, cuando veo que buscan bajarse. —Ya ya mano, dejémoslo quieto, que mira como se puso serio. — ¿Y por qué se va a poner serio? ¿Te arrechaste porque te queremos dar guebo? —me pregunta el falco. El moreno se ríe. Y el flaco antes de bajarse me dice que me vaya con ellos. Me invita a su casa y me dice que la vamos a pasar muy rico. Yo no dije nada. Pero obvio que a estas alturas quería era guebo a morir y quería irme con los dos pero no sé por qué todavía tenía algo de pena. Cuando saltaron del camión el flaco me pregunta: —Habla, ¿sí o qué? —dice moviendo su cabeza a manera de invitación. Y mientras ellos caminaban a su destino, decidí que sí y me lancé del camión rápido antes de que arrancara. Silbé y los dos voltearon. — ¿Viste que sí eres putica? —me preguntaba el moreno. —Déjalo quieto vale, que me lo vas a espantar —decía el flaco mientras pasaba su brazo por encima de mi cuello, abrazándome. — ¿Y…? —pregunté. —Bueno, ya vas a ver lo que viene —dijo el moreno. No caminamos mucho. De hecho, fueron como dos cuadras y a la izquierda estaba la casa del moreno. Entramos y al principio me dio un poco de miedo porque nunca había entrado a casa de extraños y menos en esta situación pero se me pasó enseguida. La casa era bonita, aunque ni siquiera estuve pendiente de eso sino de que alguno diera el primer paso a lo que fuese a pasar. Me ofrecieron sentarme y el moreno ...
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