1. Don Arturo un hombre con suerte


    Fecha: 07/09/2019, Categorías: Incesto Autor: Johnny2009, Fuente: CuentoRelatos

    Siempre que veo una mujer con una canasta en el mercadito de la esquina me acuerdo de una anécdota que viví. Les cuento que yo nací en un pequeño pueblo del interior, quizás demasiado tranquilo para mi gusto porque siempre había tenido el sueño de vivir en las grandes urbes donde cada tanto iba a visitar algunos parientes y todo ese ruido más el continuo movimiento de gente me daba la sensación de sentirme más vivo y seguramente sabía que buscaría mi futuro en ese lugar para cuando fuera más grande.
    
    Pero por supuesto todos los pueblos chicos tienen algo mágico y cuando llegamos a adultos nos trae la nostalgia del recuerdo de nuestra infancia; donde las tardes de futbol con mis amigos y la tranquilidad de cruzar una calle sin apuro eran cosas simples pero inolvidables, donde toda la gente se conoce y las infaltables viejas chusmas que sabiendo vida y milagros de todo el mundo mantenían siempre las expectativa de toda la comunidad con algo nuevo para comentar. A veces resultaban rumores infundados pero otros estaban cargados con datos muy concretos que podían hacer trastabillar hasta el mejor detective del FBI.
    
    Pero volviendo al motivo de mi relato, quiero contarles sobre el personaje más popular y querido del pueblo donde muchas veces habíamos degustado los mejores caramelos y masitas, quizás por no tener hijos tenía el don de hacerse querer por todos nosotros.
    
    Él era Don Arturo, dueño del único almacén de ramos generales, y cita obligada de los tamberos que no ...
    ... podían dejar de parar a tomarse una copita antes de volver a sus casas. Y los atendía con absoluta paciencia cualidad que lo caracterizaba como así también su aspecto robusto y bien parecido como solían identificar las damas significando su pinta de galán maduro.
    
    Y hasta se decía que con su carita de bueno guardaba un lado oscuro de sutil conquistador, lamentablemente estaba casado con una vieja gorda y fea, de muy mal carácter la que en varias oportunidades le había hecho pasar momentos incomodos y desagradables insultándolo en presencia de sus clientes, pero por suerte su presencia era bien poca en el lugar pues parecía no interesarle demasiado el negocio dedicándose de lleno a su taller de costura al final de la calle.
    
    En aquel momento el pujante crecimiento del ferrocarril traía mucha gente forastera en busca de trabajo, que en poco tiempo se convertían en nuevos vecinos y por consiguiente nuevos amigos de mi edad para jugar.
    
    María y Pedro eran un matrimonio joven de aproximadamente unos 30 años de edad, que se habían instalado cerca de casa en una vivienda propiedad del ferrocarril para el personal letárgico. Ella era una hermosa mujer de cabello rubio, de trato muy sensual y con un cuerpo espectacular al que no podía disimular con ropas holgadas pues tanto sus pechos como sus caderas delataban su impactante figura. Unos enormes ojos negros como luceros y una sonrisa cautivante adornada con unos labios carnosos siempre bien pintados de rojo me hacían pensar que hasta ...
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