Negación - Capítulo 5
Fecha: 08/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
- ¡Tenemoss que entrrarr!
Me encontraba apoyado en la puerta. Miguel se había sentado en la acera, negándose a ingresar a la casa. Llevábamos media hora en un enfrentamiento que era, más bien, unipersonal. Parecía no darse cuenta de mi presencia.
- Nancy… esttoy essperrando a Nancy… ¿yaa volvió?, fue al baaño… – Se miraba las manos.
- Brawnny… ¡Tenemoss que entrrarr! – era la décima vez que repetía lo mismo.
- ¡Naaaaaaacy! – comenzó a gritar.
- Shhhh… ¡no grittess idiotta! – me acerqué tambaleando, aún presa del alcohol – Brawny… sse fuee... – apoyé mi mano en su hombro cuando llegué lo alcancé, más para evitar una caída a darle contención. Se alejó.
- ¡Maaaaandyy!
- ¡En sserrio!... ni siquiiera reeccuerdas su noombre… - hablábamos lento, extraño, me reí de nuestro nuevo idioma – Vamosss hombrrre… entrrremosss a casssa. Porr favorr.
- Déjame… - y luego refunfuñó algo inteligible.
Desde el momento en que pusimos un pie fuera del “Aries” las cosas se complicaron. Tuve que volver a entrar tres veces al Bar en su búsqueda, cada vez que me alejaba a llamar un taxi, le pedía que me esperara quieto en la entrada. Daba un paso, me volteaba para asegurar su presencia allí, y ya no estaba. Lo hallaba en la pista haciendo su “danza de la lluvia”. Lo arrastraba de regreso a la salida. Rezongaba mientras pasaba su brazo por mi cuello, y nos arrastraba de regreso a la calle. Cuándo desapareció por tercera vez, le pedí ayuda a uno de los Guardias. Hicieron ...
... falta tres para meterlo al Taxi. En el momento en que el chofer aseguró la puerta, puso ambas manos en el vidrio y gritó el nombre de Nancy una vez más, dimos la vuelta en la esquina, y ya roncaba tranquilamente apoyado en mi hombro.
Sacarlo del vehículo fue el segundo problema, deseaba volver a buscar a Mandy o Nancy, ni siquiera sabía cuál era su nombre en realidad. Cuando logramos bajarlo del automóvil, lo dejé apoyado en uno de los árboles que hay en la avenida. Me acerqué a la puerta para quitarle el seguro. Sentí que el taxi se marchaba, y me volteé para mirarlo, una vez más. Caminaba por el jardín de los vecinos, tambaleándose. Lo llamé, me miró, y se echó a correr calle abajo. Lo perseguí, y no lo habría alcanzado si no fuera porque tropezó y rodó por el suelo, en su estéril intento de darse a la fuga.
Ya de regreso, se sentó huraño en el cemento, y ya no logré moverlo más. Eran las cinco de la mañana. Alterné estados de amabilidad e ira en la medida en que el tiempo pasaba y no lograba hacer que sacara su trasero del asfalto. Seguía llorando la pérdida de su amada Nancy. La Dulcinea que alejé de su vida.
- Brawny… ¡Brawny, desspierta! – le grité, cuando había perdido toda esperanza, y comenzaba a plantearme la idea de dejarlo solo – Nancy te esstá essperrando en mi cama… dice que te apurress… tiene algo esspecial para darte.
Se volteó a mirarme. Elevó las cejas, como diciendo “la traigo loca”. Se puso de pie, se estiró en toda su longitud, y se dirigió a la ...