Negación - Capítulo 5
Fecha: 08/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... puerta. Si lo hubiese pensado antes, habría evitado el entumecimiento que sentía en el cuerpo, era una fría noche de invierno, el cielo estaba encapotado, no habían estrellas esta noche, sólo nubes que amenazaban con un diluvio que nunca llegaba.
- Hagaamos esstto - se dijo a sí mismo, y comenzó una carrera hacia el segundo piso, maratón que terminó antes de que empezar. Chocó en la puerta, trastabilló dos veces en la escalera y su último accidente fue el peor, al intentar hacer un salto olímpico a la cama y errar la dirección estampándose contra el piso. No pude evitar las carcajadas y continúe riendo mientras lo veía tirado ahí, tratando de levantarse -Se lo tenía bien merecido-. Cuando logré controlar la risa, lo ayudé a subir a la cama, le retiré la chaqueta, los zapatos y los pantalones para acomodarlo. Se entregó al sueño apenas tocó la almohada.
Bajé lentamente al primer piso para asegurar la puerta y apagar las luces. Me llevé dos vasos de agua a la habitación y medicamentos para la migraña. Saqué un cobertor del armario y lo llevé al berger que estaba en la esquina del dormitorio, me saqué la americana, los zapatos y el cinturón, y me envolví ahí, mientras el mundo daba vueltas.
Soñé que estaba nuevamente en el baño del “Aries”, me miraba al espejo, estaba solo, y el agua de lavabo corría. Estaba atento a los espirales que el líquido hacía antes de perderse en las tuberías. Y luego sentí un mordisco en el lóbulo de mi oreja. Levanté la vista. La imagen ...
... parpadeó y todo cambio, ya no estaba solo. Eduardo me envolvía, sus manos me poseían, su boca jugaba en mi cuello, mordiendo y succionando. Se paraba a mi lado. Observé el reflejo con mayor detención. Su brazo izquierdo era una banda en mi cuerpo, que nacía desde mi espalda, giraba bajo el brazo, y subía desde mi flanco cruzando el abdomen, finalizando en sus dedos, que comprimían mi pezón derecho con fuerza, retorciéndolo, irradiando placer. Miré más abajo, los pantalones de ambos estaban al nivel de las rodillas, dejando nuestros genitales desnudos. Su pene se apoyaba en mi muslo, mientras ejercía presión ahí, frotándose en mi piel, veía y sentía como el prepucio subía y bajaba, revelando un glande grande, rosado y húmedo con cada vaivén. Sus testículos me golpeaban al ritmo de su movimiento frenético, irradiando calor. Su mano derecha jugaba con mi agujero, sus dedos invadiendo mi interior, entrando y saliendo, estimulando, abriéndome.
- Cierra los ojos - ronroneó en mi oído, su voz me llegó profunda, excitada.
Le hice caso, e inesperadamente sentí algo duro y húmedo entrando por mi ano. La intromisión fue grandiosa. Mi cuerpo se amoldó al suyo, mi recto le daba la bienvenida con reverencias. Profundizó su penetración, llegando a lo más profundo de mí. Éramos dos cuerpos, dos mundos unidos. Percibí la presión de su cuerpo en mis nalgas cuando su falo estuvo completamente adentro. Sus vellos rozaban la piel sensible de mis glúteos, y en el perineo advertí el calor de sus ...