Negación - Capítulo 5
Fecha: 08/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... músculos no me respondieron. Desde que desperté ayer, no había logrado quitarme la mezcla de olor a fermentación y vómito del cuerpo. Incluso, no tenía fuerzas para permanecer sentado en el escritorio.
Estuve abrazado al WC casi dos horas hasta que Brawny me encontró tirado en el piso del baño, aliviado por la frescura que el cerámico transmitía a mi cuerpo. No había tenido fuerza para salir de allí, no recordaba cómo llegué, sólo que lo hice a tiempo. Presenté episodios eméticos consecutivos, y me deshidraté en el proceso -grandioso-.
No sé qué aspecto tenía ayer, no muy diferente al que tengo hoy, supongo, parezco un zombie sacado de una película de ciencia ficción de mala calidad y de bajo presupuesto. Arrastro los pies, salivo en exceso y digo frases inconexas. Me he descubierto dos veces en menos de una hora, escribiendo las cosas que estoy pensando en hojas de cálculo y no números.
Miguel se asustó, me llevó a cuestas a la cama, y pasó todo su día domingo libre cuidándome. En algún momento, insinuó que mi estado era culpa de él, lo tranquilicé, recordándole que la idea inicial había sido mía. Por supuesto que también se burló, diciendo que tenía menos resistencia al alcohol que una mujer, y atribuyó mi cuadro a “debilidad femenina”. Cuando me aburrí de sus bromas, le conté lo fastidioso que era cuando se embriagaba, de lo complicado que fue traerlo a casa y de su idílico amor con Nancy, su futura esposa, a la que parecía haber olvidado. Eso dio por zanjado ...
... el asunto.
Él estaba fresco como lechuga, parecía que la cantidad de alcohol consumido no hizo mella en su cuerpo. Le pregunté si se sentía bien, “tengo resistencia” fue su respuesta. El resto del día transcurrió en forma más o menos normal, cerca de las dos de la tarde se metió a la ducha – había estado todo el día en bóxer y camisa – y cuando salió –desnudo- empezó a registrar mis pertenencias en busca de ropa. Se decantó por un buzo, que le quedó algo ajustado, y una remera. Teníamos el nivel de confianza para desnudarnos sin sentir pudor, o dobles intenciones –al menos por mí parte, él siempre tenía algún comentario-. Cuando fui capaz de sostener la cabeza sin marearme, le pedí que me ayudara a llegar al baño, apestaba. Me esperó sentado en la toilette, jugando con su celular mientras me duchaba. Cuando ambos estuvimos presentables, bajamos a la cocina. Me preparó una sopa “mágica” que prometía aliviar mi resaca. Apenas la olí, supe que sería incapaz de mantenerla en el estómago, tenía un color sospechosamente grisáceo, y un aspecto grumoso. Aparté la mirada cuando empezó a comer, le regalé mi plato y lo aceptó con gusto.
Durante la tarde vimos películas y jugamos videojuegos, fue una agradable tarde de chicos, hablando de trivialidades. Sólo lamenté estar indispuesto. Se en la noche, no sin antes preguntarme mil veces si me sentía bien, me aseguraba que no sería ningún problema para él quedarse a dormir para cuidarme. Le pedí que no se preocupara y lo dejé en la ...