1. Emilio (El rufián - 2ª parte y regreso a San José)


    Fecha: 14/09/2019, Categorías: Hetero Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... otra vez... y luego, le dijo:
    
    - ¡Qué bien hueles!, nene. Me gustaría comerte, poquito a poco…
    
    Y separándole las nalgas, le abrió el culo, para empezar a pasarle la lengua con mucho mimo...
    
    - ¡Ahy!… ¡joder!, que bien lo haces, cabrón… ¡ahy!...
    
    - ¡Que rico estás!... ¡cómo me gustas!...
    
    Y así, lamiéndole... como si no hubiera nada más... estuvo disfrutándolo... hasta que Emilio necesitó darse la vuelta (por pura comodidad).
    
    Entonces el capi, posó las manos sobre su pecho, y lo acarició repetidas veces, mientras, lo miraba embelesado. Le besó, reiteradamente, alrededor del ombligo, y le cogió de los huevos, para meterle la mano entre las piernas y recorrer su hendidura, con el índice, una y otra vez...
    
    - ¡Que rico estás, cabrón!, volvió a decir...
    
    Luego, se colocó entre sus piernas, con la intención de comerle la polla, a sus anchas, en esa oscuridad cómplice, que le ayudaba a disfrutar del chico sin que nadie le molestara, pero oyó sonar el timbre de la puerta y paró...
    
    LuisMi se levantó, dando un salto, y dejó su sillón de mimbre, raudo y veloz, para ir a abrir la puerta.
    
    Miró el reloj y ya eran las 01:47...
    
    - ¡Pasad!, ¡pasad! No estábamos seguros de sí vendríais a la fiesta. ¡Que tarde!, ¿no?
    
    - ¡Si!… es que había muchas cosas que dejar preparadas para mañana…
    
    - ¡Bueno, da igual!, ya estáis aquí... os aseguro que más de uno, va a ponerse muy contento...
    
    Pepe, también se había levantado para recibirlos.
    
    - ¡Pasad!, ¡pasad!… y si os ...
    ... apetece comer algo, todavía queda marisco… y, en fin, todo está a vuestra disposición.
    
    Y señalando al frigorífico, que estaba junto al cactus, dijo:
    
    - Todavía quedan zumos y algunas cervezas. La botella de oporto, nos gustaría dejarla para hacer un brindis luego...
    
    - ¡No, gracias!, ya hemos cenado… dijo el mayor (Juansi).
    
    - ¡Como queráis!, dijo LuisMi...
    
    - No sabéis como me alegro de que os hayáis decidido a subir...
    
    - ¿Queréis ducharos?
    
    - No, no hace falta, dijo Eugenio. Venimos preparados para la orgía, ¿verdá, Juansi?
    
    - Si, ¡genio!… ¡por supuesto!...
    
    Y todos se echaron a reír… ¡JAJAJA!
    
    Inmediatamente Pepe le cogió por la cintura; y lo sacó a la terraza, en volandas, con el rabo entre las nalgas y apretando...
    
    - ¡Que rico culo tienes!, nene. ¿Me lo prestas un ratito?
    
    Esos pantalones de camarero, tenían la tela muy fina y Eugenio sintió la dureza de Pepe entre las piernas.
    
    Ese abuelo se había apoderado de él, rodeándolo con sus brazos; y no dejaba de besarle en el cuello, mientras se la restregaba por todos lados, pensaba...
    
    - ¡Me encantas, nene!… ¿qué te gusta?... ¿follar?, o, ¿qué te follen?... o, ¿prefieres el bibe?
    
    - ¡Dame caña, abuelo!, que es lo mío...
    
    Juansi se había quitado la camisa, y LuisMi, boquiabierto, miraba ese impresionante pecho. El torso, en general, que era soberbio. Por eso enganchó a él, chupándole y mordisqueando esos llamativos pezones. Mientras, con el máximo cuidado y disimulando, le empujaba suavemente ...
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