1. La carta, el fin de un amor (parte 1 de 3)


    Fecha: 05/09/2017, Categorías: Incesto Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    Lo que más lamento es haber sido tan estúpido, haber ignorado tantas inconsistencias, tantas sin respuestas, tantas muestras, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y tuve que leer su carta para caer a tierra, para asumir la verdad…
    
    En algún lugar, muy profundo dentro de mí imaginaba que había una parte de la historia que no conocía, o me negaba a conocer, las respuestas a muchas preguntas, pero mi consiente bloqueaba cualquier posibilidad de asimilar la verdad, seguramente por no sufrir, por no aceptar, a veces es mejor vivir en un paraíso ficticio, pero paraíso al fin…
    
    La verdad, o al menos mi verdad, dictaba que Micaela y yo nos habíamos conocido demasiado jóvenes, aun sin tener veinte años, inexpertos, con una idea un tanto equivocada de lo que era el mundo y los desafíos de ser independientes en él, en la jungla de cemento, donde los padres pasaban a ser parte de la familia, pero ya no más las personas que pondrían el dinero por nosotros, formar una familia significaba entre otras cosas ser independientes.
    
    Me enamoré perdidamente de ella, en un amor tan ciego que para mí ella era perfecta y no me permitía ver sus defectos, que hoy puedo decir que los tenía, y muchos.
    
    Micaela sin dudas era, o es, porque para mí lo sigue siendo, el amor de mi vida, una petisa de apenas un metro y medio, por lo que siempre la llamaba ‘peti’ o solamente ‘mica’ y hasta ‘colibrí’ en los momento tiernos.
    
    De un rostro muy bonito y singular, redondito como una manzana, ...
    ... poblado de pecas café que hacían juego con el color de sus ojos cristalinos, haciéndolos más llamativos, de pómulos salientes y naricita respingada, gruesos labios que siempre se me antojaron excitantes, mi petisa usaba siempre su abultado cabello castaño cortado a la nuca, con las orejas descubiertas, parecía sin dudas una muñequita.
    
    Su cuerpo lucía una armonía envidiable, pequeña cintura, grandes pechos y cola parada, piernas torneadas, no era una mujer exuberante, pero por su estatura parecía tener todo, cada cosa en su justo lugar.
    
    Habíamos ido a vivir a un pequeño departamento de alquiler, yo cargaba con el peso económico, a la vieja usanza, era quien salía a buscar el pan mientras ella hacía las cosas de casa, en esos años trabajaba en una pequeña empresa local de ensamblaje de electrodomésticos, una filial extranjera donde llegaban las partes terminadas y nosotros solo armábamos y probábamos el producto final antes de salir a la venta.
    
    Después de cinco años de convivencia, cuando el encanto de la perfección de los primeros años había pasado, empecé a asumir algunas cosas dentro de nuestra relación, mica era una perra en la cama, sexualmente casi perfecta, pero había cerrado cualquier posibilidad a tener sexo anal, era como un tabú, lo habíamos discutido muchas veces porque yo lo deseaba, pero ella anuló cada uno de mis intentos, incluso las veces que intenté llegar a su esfínter con mis dedos solo logré comenzar con una discusión de la cual nunca salí bien ...
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