1. Mi mujer, el culo de mi suegra y el mío


    Fecha: 23/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Werther el Viej, Fuente: CuentoRelatos

    Pues, vale, te lo cuento.
    
    En realidad, cuando Helena, mi mujer, me propuso montar un trío con su madre (exactamente con su madrasta) pensé que me estaba contando un chiste o que quería tomarme el pelo. Pero la tercera vez que repitió que “lo decía en serio”, dejé de reír y de burlarme y me sentí completamente desconcertado.
    
    ‒Desde la muerte de papá, lleva más de un año viuda, “consolándose” a base de dedos y dildos... ‒argumentó y, luego, sonriendo con cierta picardía me confesó algo chocante: ‒No pensaba contártelo, pero, después de cargarnos de gin-tónics, un par o tres de veces, yo misma he compartido sus “consolaciones”...
    
    Y, sin dejarme asimilar su revelación, me dijo que no pensase que había cometido incesto, porque Pilar era su madrastra. Aunque ella la llamaba “mamá”, no era su madre. Por tanto, técnicamente no había incesto.
    
    ‒Pilar tampoco lo piensa ‒concluyó‒. Además, tanto nos da... Lo hemos hablado. Me explicó que, con papá, habían llevado a cabo varios tríos e intercambios.
    
    Así, de manera directa, Helena me informaba de la capacidad y de la experiencia sexual de su madrasta, mi suegra. Y, aparentado un tono de normalidad, precisó:
    
    ‒Lo hemos hablado... Ella está de acuerdo.
    
    Estábamos en la cama, después de un polvo fantástico. Mi libido, pues, se hallaba en plena pausa de resolución. Pero te confieso que la idea de una buena jodienda con Pilar me ponía un montón. Con todo, no lo veía muy claro.
    
    ‒¿Estás segura de lo que propones? ...
    ... ‒requerí.
    
    ‒Sí, claro... Después de todo, nos hemos montado tríos con amigos y amigas muy íntimos...Y con tu prima...
    
    En efecto, con mi prima hermana, una “cincuentañera”, muy caliente y folladora. Durante un fin de semana nos montamos una orgía desenfrenada. ¡Dios, qué trío!
    
    ‒Tenemos que repetirlo ‒se me escapó.
    
    Pero Helena seguía con lo suyo.
    
    ‒Después de todo, no está tan mal ‒aseguró‒. Y es una calentorra de mucho cuidado. Lo sé por experiencia.
    
    No, no estaba mal Pilar, a sus años. Era una sesentona muy atractiva, con unos labios besucones, unas tetas apetecibles, y un culo espléndido. Me la imaginé desnuda y noté un amago de erección. Realmente tenía un buen polvo, Pero era la madre de Helena, era mi suegra. Pensar en los tres en cueros en una cama y disfrutando del sexo me descolocaba. Pero, incesto o no incesto, inevitablemente también me excitaba.
    
    ‒¿Seguro que ella está de acuerdo? ‒insistí.
    
    ‒Desde luego que sí... Es más, casi ha sido idea de ella... Sabes que te aprecia y, yo diría, que en todos los aspectos.
    
    Por lo visto, la cosa ya estaba decidida. La verdad es que la idea no me disgustaba en absoluto. Mi mujer lo intuía, porque me dio un beso largo, profundo, lujurioso.
    
    ‒¿No te da morbo? ‒me dijo‒. A mí, solo imaginarte follando a mamá me pone supercaliente.
    
    Comprendí que se trataba de un especial capricho de Helena (quizá también de Pilar). Y los caprichos sexuales, de mi mujer o míos, siempre se terminaban realizando. Así que me hice una ...
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