Alex, 18 años, casi Alexia de tan lindo (11)
Fecha: 27/09/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Una luz brilló en la mirada del chico mientras sus labios se curvaban en una sonrisa:
-¿En serio, señora?
-¿Tengo cara de bromear? –dijo la mujerona mientras tomaba de un brazo al jovencito para sacarlo del futón.
-Andá al baño, higienizate y volvé que vas a preparar el desayuno.
-Sí, señora Ligia, lo que usted mande… -aceptó Alex y se encaminó a cumplir con la orden recibida.
Al volver del baño debió ponerse la túnica y calzar las ojotas antes de dirigirse a la cocina seguido por Ligia, que no dejaba de mirarle el culo y las piernas. El chico era su botín, un botín muy apreciado, por cierto, que había conseguido gracias a la generosidad de los Amos.
Mientras sentada a la mesa de la cocina lo observaba preparar el desayuno no dejaba de pensar en lo que ocurriría a la noche. Nada menos que el jovencito asistiendo a la violación de Diego por parte de los tres vejetes. La excitaba verlo con esa prenda que acentuaba su figura andrógina y mucho más desde que lucía su hermoso cabello rubio largo hasta los hombros.
Alex, entretanto, se hallaba sumido en pensamientos que lo estremecían. Recordaba cómo era él y lo que sentía antes de su rapto. Un gay reprimido, un gay por cierto especial puesto que sólo lo excitaban los hombres viejos, pero gay al fin aunque él se negaba a asumirse. Después, su rapto, su doma a manos de Ligia, su juramento de obediencia y sumisión a Los Amos, el tragar esas vergas por el culo y por la boca una y otra vez durante meses, ese goce ...
... intenso de sentirse penetrado e inundado de semen y ahora el placer indescriptible de estar en manos de Ligia, de ser cogido por ella con el consolador o los dedos, de ser tomado también por Mara y por esos viejos que venían cada dos o tres días a darle verga y ahora el descubrir en él ese deseo de ver cómo Diego era violado.
De pronto la pregunta de su dueña:
-¿Qué te pasa, nene? Estás temblando.
-Ay… se… ¿se nota, señora?... –respondió sobresaltado.
-Claro que se nota. ¿Qué te pasa?
Demoró en contestar y finalmente dijo:
-Es que… estaba… estaba pensando en lo que era… lo que soy… lo que viví acá, lo que siento…
-¿Y qué te producen esos pensamientos, putito? –quiso saber la mujerona mientras Alex iba depositando en la mesa las dos tazas de café con leche, la azucarera y las tostadas con manteca y mermelada de frutilla.
-Me excitan, señora… Por eso es que tiemblo…
-Ah, muy bien, veo que sos definitivamente un putito.
-Sí, señora… -admitió Alex bajando la vista.
-Y un putito cada vez más pervertido, por lo que me dijiste de estar ahí cuando violen a tu compañerito…
Alex sintió que las mejillas se le encendían de vergüenza y contestó:
-No puedo negarlo, señora…
Los labios de Ligia se curvaron en una sonrisa lasciva y cuando Alex terminó su desayuno le dijo: -Parate, nene. –y Alex obedeció de inmediato.
-Mmmmhhhhhhh, y hablando de pararte, ¡qué parada tenés la pija!
-Sí, señora…
-Pero ni sueñes con masturbarte. –dijo la mujerona ...