La Excusa Perfecta
Fecha: 30/09/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ominferno777, Fuente: RelatosEróticos
... sobre su verga como una puta, flor de cogida me estaba pegando mi compañerito de trabajo y lo bien que lo estaba pasando. Comencé a sentir el clímax acercarse, y empecé a tomar más ritmo sobre aquella deliciosa verga. Ya había dejado de bajar y subir, y sólo me separaba de ella para dejarme caer como una desesperada. Mis gritos resonaban en la habitación, y seguramente eran escuchados por los vecinos.
-Ummm..., amor. ¡Siiiii!, ¡Siiii! -gemía como nunca. Disfrutando como una atorranta- ¡¡¡Cojeme!!!, ¡¡¡Cojeme!!! -le pedía.
Él comenzó a mover su pelvis con furia, como si quisiera partirme al medio. Las fuerzas de sus embestidas se juntaban con las mías para hacer una penetración profunda y ruidosa. Yo no daba más, y tirando mi cabeza hacia atrás reventé en un clímax fatal y agotador. Los espasmos de mi vagina me imagino ordeñaron el pene de Juan Cruz, porque comencé a sentir unos potentes chorros de semen tibio inundarme completamente. Aún segundos después del orgasmo seguía cabalgando aunque iba perdiendo velocidad poco a poco, como si en plena cogida comenzara a desvanecerme lentamente. Juan Cruz enterraba su cabeza sobre la almohada, con la cara hacia el techo y los ojos cerrados con fuerza, como tratando de largar toda gota del semen que pudiera contener. Mi espalda había quedado tirada hacia atrás, con el cuerpo temblando del goce y lleno de sudor resbalando por él, gotas que caían de mis pechos y recorrían mi abdomen para perderse en los vellos de mi intimidad, ...
... en busca de formar parte de la penetración. Su miembro seguía en mí, yo me enderecé y me dejé caer sobre su pecho rendida. Ambos quedamos pegados en un sudor compartido, permanecimos unos cuantos minutos en esa posición mientras sentía su pene perder la erección dentro de mi interior. Al retirarme de arriba suyo su miembro terminó de abandonarme y cayó flácido sobre su vientre, bañado en el fluido de ambos que lo hacían brillar ante la luz de aquella habitación. Después de estar unos minutos en esa posición me dí cuenta que mi amante se había entre dormido, y decidí dejarlo tranquilo allí. Me recosté a su lado y abrazándolo por el pecho me dejé vencer yo también por el sueño. Una noche de buen sexo me relaja y no me cuesta dormirme, pronto mis ojos estaban cerrados y caía en un sueño profundo. Durante horas no supe absolutamente nada, mi cuerpo y mi mente descansaban junto al que había sido mi amante ocasional por una noche.
Desperté sobresaltada, vi la claridad a través de la ventana y supe inmediatamente que estaba llegando tarde. Miré mi reloj y lo confirmé, habían pasado cinco minutos de las ocho y media de la mañana. Mi madre seguramente estaría preocupada, y mi novio había quedado en irme a visitar antes de irse al trabajo. Sabía que no llegaría, y mientras comenzaba a inventar en mi mente una buena excusa que me permita salir ilesa de aquel engaño me levanté de la cama a toda velocidad tanteando y buscando en el camino la ropa que había dejado tirada. Encontré la ...