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Dos vergas para mi solita, que no se entere mi novio
Fecha: 06/10/2019, Categorías: Gays Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos
... no existe ahí ningún hotel ni nada semejante para que un visitante pueda pasar la noche, por este motivo, el profesor nos había prevenido para que lleváramos tiendas de campaña y bolsas para dormir, pues el regreso a la ciudad lo haríamos hasta el día siguiente de nuestra llegada; así que quienes no pudieran conseguir algún artilugio para protegerse durante la noche, tenía como única opción irse a dormir al autobús que nos llevó hasta ese lugar. Cuando se hizo de noche, los miembros de la clase nos reunimos en el kiosko del pueblo y en compañía de Andrés y mi profesor, fuimos vaciando entre todos, los botes de cerveza y de mezcal. Luego de unas horas de estar en la improvisada fiesta, algunos de mis compañeros se fueron para acomodar las casas de acampar en la superficie de la cancha de básquetbol municipal, contigua al kiosko donde otros más seguíamos en el desmadre, bailando y bebiendo. El organismo de Ricardo no aguantó el paso de un experimentado Andrés en la ingesta de mezcal y cuando yo regresaba de bailar un poco con mis amigas, para que se me "bajara" lo borracha, vi que Ricardo yacía dormido sentado en el piso, sosteniendo entre sus manos un vaso desechable vacío. -Pues este "vato" ya fue- Dijo Andrés que se encargaba de cuidar de que Ricardo no azotara la cabeza contra el piso. -¿Me ayudas a llevarlo a la casa de campaña? Yo todavía no quiero irme, pero mira, ya se quedó dormido, hoy no va a cenar rico jaja- Le dije insinuándome al guapo Andrés, quien un ...
... instante después, estaba cargando el cuerpo inerte de mi novio y bajando las escaleras del kiosko hasta la cancha en donde ya estaba instalada la casa de campaña que habíamos conseguido Ricardo y yo para pasar la noche. Cuando me incliné para hacer a un lado la lona que cubría el acceso a la casita, giré sobre mis talones hasta que mi culo levantadito tocó a Andrés en una pierna, detuve mi jugueteo cuando miré hacia el interior de la carpa y vi que uno de los dos lugares para los que estaba hecha ya había sido ocupado por uno de mis compañeros. -¡Hum! parece que me ganaron el lugar, pero no importa, todavía cabe Ricardo ¿lo puedes acostar ahí, por favor?- Le dije a Andrés que al sentir mis nalgas contra él, se había quedado como petrificado y tardó un par de segundos en reaccionar. -Sí claro, nada más hay que tener cuidado de dejarlo boca abajo, por que seguro va a vomitar en un rato. Con Ricardo fuera de escena, pude acercarme más a Andrés y en le camino de regreso al kiosko me sujeté a él, fingiendo estar más ebria de lo que me sentía en realidad, terminé de subir las escaleras casi abrazada al bien torneado cuerpo de Andrés, quien me rodeaba por la cintura con uno de sus brazos. Una vez de regreso en el kiosko, la música siguió hasta que el teléfono celular de quien se encargaba de poner las canciones se quedó sin batería y nadie más se ofreció a ser nuestro DJ esa noche. Entonces Andrés me dijo -Oiga señorita, si no le ofende, puede quedarse en mi casa para que duerma mejor ...