1. Dos vergas para mi solita, que no se entere mi novio


    Fecha: 06/10/2019, Categorías: Gays Autor: Dulce Fuego, Fuente: CuentoRelatos

    ... Dulce, así que ponte en cuatro patas y empina tu culo hacia acá, que te voy a coger hasta que te vengas- Cuando estaba por negarme, Gustavo me tomó de tal forma que me hizo perder el equilibrio y terminé empinada con la cara clavada en el asiento del autobús y el culo levantado al aire. -Pero Andrés se acaba de veni....- No terminé de alegarle a Gstavo que tenía el coño lleno del semen de Andrés, por que en ese momento, Gustavo refundía su verga hasta el fondo de mi vagina, que empapada con mis jugos y los de Andrés no opuso ninguna resistencia ante la nueva invasión que sufría. -Ya lo se, Dulce, pero así me gustas, eres una puta- Me respondió Gustavo y yo ya no pude decir nada, me tapé la boca con una mano por que estaba soltando unos grititos ya muy fuertes al ser penetrada de nuevo esa noche. Gustavo me sujetó de las nalgas y las abría para hundirme su miembro que se resbalaba deliciosamente, como nunca antes lo había experimentado. -Ay qué rico-. Alcancé a decir luego de controlarme un poco y destaparme la boca. Ya más dueña de mi, comencé a moverme hacia adelante y hacia atrás, satisfaciendo mi panocha hambrienta de verga y haciendo que Gustavo me cogiera muy duro como resultado de sus movimientos sumados a los míos.
    
    Unas metidas más de su verga en mi coño resbaloso y estrecho y yo estaba lista para empezar a ver las estrellas. -Ay, qué rico, Gus, vente tú también, relléname con tu lechita, vamos- Le dije gimiendo a mi segundo amante de la noche, poco antes de ...
    ... comenzar a sentir cómo perdía el control de mis músculos y mi cuerpo entero se contraía hasta bloquear mi cerebro, en una intensa sensación de placer que se enfocaba en el interior de mi vagina, que era inseminada por una segunda verga en cosa de minutos. El semen de Gustavo se mezcló en mi cavidad con el de Andrés y se fue resbalando por la cara interna de mis muslos hasta llegar a mis rodillas dejando una tibia estela a su paso.
    
    Amaneció una fría mañana. Cuando desperté, tenía la vagina y las ingles adoloridas. Busqué a Andrés en el asiento de al lado, pero ya no estaba. Miré sobre mi respaldo hacia los asientos de atrás y vi a Gustavo durmiendo sentado con la cabeza colgando hacia abajo y entonces decidí dejar el autobús para ir a buscar a mi novio. El chófer me abrió la puerta sin decir una palabra, ni aún cuando lo salude con un "buenos días", solo asintió con la cabeza a modo de respuesta. Afuera, el viento cortaba como un cuchillo y la neblina hacía invisible todo lo que estaba más allá de mi nariz, así que llegué a tientas hasta la casa de campaña donde aún dormía Ricardo, que, cuando se percató de mi presencia, abrió los ojos y me preguntó -¿A dónde vas, Candy?- Increíblemente mi novio pensaba que habíamos pasado la noche juntos y que yo acababa de levantarme -Voy al baño-. Y lo dejé pensar eso el resto de nuestro noviazgo y todo el tiempo después hasta el día de hoy, cuando le confesé dónde y con quién había estado en realidad la noche del viaje. A Andrés nunca lo volví ...
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