Fin de semana clandestino
Fecha: 07/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos
... derecha y provoqué se estremeciera. Tenía el sabor a desodorante y poco vello en su cuerpo.
- Nunca me hicieron esto - admitió.
- Hay muchas cosas que te voy a hacer que nunca te las hicieron antes - le recordé.
- Házmelas - me permitió. - Te dejo hacerme todo lo que quieras.
La puerta estaba abierta finalmente para que yo pudiera disfrutar de él.
- No te quedes tirado como muerto, esperando que yo haga todo el trabajo - le recomendé. - Desmotiva y no es divertido.
- Pero no sé bien qué hacer - admitió, como si hubiera adivinado su estrategia.
- Haz lo que te nazca hacer - respondió. - En esta habitación, eres totalmente libre.
Fue como poner una moneda a una estatua viviente del parque. De repente, me tomó con todas sus fuerzas y en segundos hizo volar mi ropa por toda la habitación. Se había despertado y yo, con él, experimentaba la sensación de un adolescente incauto.
Cuando me vio desnudo, con mi miembro erecto completamente, mantuvo una expresión confusa y dubitativa. Tenía mi verga al milímetro de su cara, pero no se animaba a dar el gran paso.
- Hazlo si quieres - le recomendé. - Tienes que decidir.
- Lo sé - admitió. - Y sí, quiero hacerlo.
- Con suavidad - aconsejé.
Rodeó mi verga con su mano y la sacudió con lentitud pero con firmeza. Luego, abrió la boca, sacó la lengua y la lamió como si fuera un helado. Desde abajo hasta la punta. Sentí la electricidad de aquel contacto y de esa lengua técnicamente virgen.
Suspiré con ...
... placer, invitándolo a seguir. Lo hizo mejor de lo que podía imaginar de un inexperto. La metió en la boca y me la succionaba casi sin rasparme. Lo miraba porque era una imagen bella, la del hombre musculoso que se estereotipaba como un Macho Americano, teniendo mi verga en su boca y dándome una buena mamada.
Tras unos minutos, me miró y lanzó una sonrisa que devolví. Se tiró sobre mí y nos volvimos a besar, mientras mis piernas se abrían para él.
- Lo hiciste muy bien - comenté.
- Gracias - dijo, con orgullo. - Me encantó hacerlo.
- Ponte un preservativo y házmelo - le solicité.
Me obedeció. Al minuto y con su miembro protegido, se abrió paso en mi interior, mientras nuestros labios no dejaron de besarse con lujuria. Estaba tan ardiente de deseos que entró en mí en el primer intento y me volví loco de placer.
- Me encanta - me susurró. - Me encanta.
- A mí también - dije, entre pequeños gemidos. - Sigue... Sigue...
Y siguió por un rato más, en esa misma pose, cómoda para ambos. Chocaba su pelvis contra mi cola, provocando un sonido de impacto tan agradable de sentir que nos encendía aún más.
- ¿Te gusta cómo te cojo? - me preguntó.
- Me encanta como me lo haces - admití. - Sigue, Bruno, dame todo. No pares más...
Su clímax llegó sin avisar. Lo sentí al momento en que dejó el ritmo que teníamos y se estremeció. Su gesto de orgasmo era digno de hacer una escultura, mientras que mi autoestima se elevaba al haber conseguido que aquel muchacho ...