53.4 El señor Cheng-Gong
Fecha: 07/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... nuevos guardas que mandaba la empresa de seguridad que contrataron recientemente, eran jovencísimos y se veían apetecibles y sabrosos en sus nuevos uniformes, como si se trata de bombones envueltos en sus elegantes papeles de celofán. Me dieron un poco de vergüenza mis pensamientos, ¿en qué me estaba convirtiendo?, era el ver a unos jovencísimos chicos y pensar de esta manera, no parecía muy decente.
El paseo hasta el río resultó una liberación de energía causada por los nervios del viaje que emprenderíamos mañana.
-Es la primera vez que hago un viaje tan largo pilotando. –pensé que él no sería el piloto, si acaso actuaría como segundo, pero estaba entusiasmado, si alguna vez su familia se arruinaba ya sabía dónde podría ganarse la vida.
Estaba cariñoso como pocas veces le había visto, consentidor de que yo hiciera también tonterías, como caminar al borde del dique del río haciendo equilibrios. Boja me hubiera puesto grilletes y prohibido salir sin un guarda.
Era todo tan bonito, hasta el lacónico mail que había recibido de mi amigo, comunicándome que seguía vivo, breve sí, pero con buenas noticias que esperaba con inquietud a pesar de tener mi fe volcada en él.
Cuando volvimos refresqué mi rostro con agua, simplemente el poco sol que había visto estos días me había dorado la piel de la cara, a Gonzalo también, pero su barba, a pesar de hacerle tan masculino y viril ocultaba su piel.
Borja no dejaba un minuto de darle datos y aclararle las situaciones que ...
... tendría que enfrentar. En este viaje hubieran hecho mejor su papel si él fuera su acompañante en mi lugar.
-Ya vale Borja, vas a estar todo el día colgado del teléfono y tendrás información al minuto, déjalo. –la réplica de Gonzalo no encerraba dureza pero me dio pena el gesto de resignación que vi en la cara de Borja.
Por lo demás la comida resultó más una charla aprovechando el hecho de comer y a la tarde le preparé a Wes las cosas personales que deseaba llevar, fueron pocas ya que él lo había previsto todo.
-¿A dónde vamos con tanto equipaje?, va a ser de locos andar en los hoteles con tantas maletas. –Wes se detuvo para mirar mi cara de preocupación.
-Todo resultará muy sencillo, el aeroplano hace de almacén y llevaremos lo que se precise en cada momento. -¡oh Dios!, que poco acostumbrado estaba a esta vida.
A la tarde volvimos a salir, a caminar por las calles, Borja nos acompañó para tomar una cerveza y poder respirar saliendo del agobiante ambiente de la casa donde todo eran nervios.
Parecía ser el hermano mayor de Gonzalo que no tenía, y a pesar de la serenidad de su mirada se le veía el profundo amor que le profesaba, reviví las escenas del pabellón de herramientas en aquel aciago verano tan lejano ahora, la expresión de profundo y supremo placer de Gonzalo, cuando penetraba su cuerpo, el éxtasis que vi en el de Borja sometido a un ser querido y amado.
Que diferente lo veía ahora, y por aquella nimiedad de compartir su amor arruiné ocho años de ...