-
Los demonios de Yahir. Aventuras en Monterrey, el regreso de Eduardo Part 1
Fecha: 13/10/2019, Categorías: Gays Autor: Diosdelagua, Fuente: SexoSinTabues
... cabeza estaba sobre uno de los hombros de Eduardo y su mirada estaba inerte en mí. — Por favor. Ayúdame a recostarme en la cama— Prácticamente llevaba casi dos días sin comer y ya me estaban pasando la factura, pero no tenía cabeza para nada, solo le pedí a Eduardo que me ayudara a recostarme para más tarde continuar con nuestra platica, pero. Cuando me ayudó, puso sus manos en mi espalda y me depositó en la cama con cuidado, cuando miré hacia arriba, él estaba casi sobre mí y con un parpadeo me teletransporté a nuestro primer beso, a ese que me había dado sobre mi cama algunos años atrás. Cuando él se percató de nuestra cercanía quiso alejarse pero lo tomé de sus hombros, mi miré a los ojos y pude ver como en aquel verde esmeralda que me mantenía despierto en las noches, pude ver que el viejo Lalo aún estaba allí. Le toqué su rostro como aquella vez, admirando todas sus facciones y sus rasgos masculinos y comencé a acercar su boca a la mía. Finalmente nuestros labios se tocaron, al principio con resistencia, como si un pequeño roce invernal tocara mi boca y sin embargo, solo le tomó unos segundos liberar sus culpas y besarme, besarme como me besaba antes, como si tantas veces había que soñado que pasaría algún día. Las lágrimas corrían por mi rostro, se escurrían por los costados de mis ojos y mi corazón explotaba de felicidad. Eduardo parecía querer sacar de mi boca oxígeno, algo que lo mantuviera con vida, sé que había estado esperando ese beso mucho tiempo al igual que ...
... yo. Nuestros corazones eran bombas de tiempo, temí morir allí sin poder haberle dicho nada pero en un instante se despegó de mí, puso su rostro en mi pecho y me abrazó. Yo lo abracé también y allí debido a mis débiles fuerzas, me quedé dormido. Cuando desperté, me di cuenta que apenas y podía levantarme, estaba demasiado débil. Con cuidado reuní las fuerzas necesarias para ponerme de pie y caminar fuera de la habitación. Ya era de noche, miré mi reloj y eran las 9:32 pm. Había estado dormido por algunas horas. Me puse de pie y fui hasta la sala, allí estaba Eduardo leyendo, tenía ropa más comoda y al parecer estaba tranquilo, por un momento me sorprendió el que no se comportara como yo esperaba, en mis fantasias él siempre quería estar conmigo, además. Nos habíamos besado otra vez, después de tantos malditos años nuestras bocas se habían juntado otra vez, maldita sea, no podía estar tan tranquilo en la sala leyendo un libro como si nada de eso hubiera pasado. — Hola. — Dije en cuanto reuní el valor suficiente, la cabeza me daba vueltas y sudaba frio— Al fin despertaste dormilón, supongo que debiste estar muy cansado por el viaje, te preparé los fideos que tanto te gustan ¿Por qué aún te gustan verdad?— Dijo Eduardo con una sonrisa y con ese tono amable que usamos todos en la familia cuando queremos ocultar algo o mentimos. En la cocina estaba la comida que Eduardo me había preparado, me moria de hambre y en verdad amaba esos fideos, el desgraciado los preparaba tan bien que ...