1. El JUEGO con mi cuñada nalgona


    Fecha: 16/10/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Saludos a todos. Les relataré una historia que sucedió hace tiempo con mi cuñada, por razones obvias cambiaré los nombres. Soy Daniel y cuando esto sucedió tenía 30 años, soy alto y rellenito, y no diré más de mí, jeje. Mi cuñada Jennifer, hermana de mi mujer, tenía 27 años en ese entonces, casada y con dos hijos, de ella sí diré más, mide como 1.55 m o menos, de tez blanca, cara bonita con facciones finas, cabello de color claro tirándole a rubia y a pesar de que casi nunca se maquilla o se arregla mucho y de traer el cabello simplemente agarrado en cola, se ve bien porque tiene una belleza natural. De cuerpo está bastante buena, no tiene muchos pechos, no es lo que la caracteriza, lo que siempre me ha excitado de ella es su parte inferior: una cinturita esbelta curveada que remata en unas caderas también curveadas y sexys, un abdomen plano, unas buenas piernas y lo mejor de ella: su CULO, unas nalgas redonditas, paraditas, grandes sin exagerar pero de muy buen tamaño, que viéndola de perfil sobresalen de una forma muy sexy en continuación con la curvatura de su espalda baja. Además, sabe lucir mucho esas nalgotas porque suele usar mucho mallas ajustadas o llamadas actualmente leggins, siempre me ha excitado ver como las mueve cuando camina o como las expone cuando se agacha. Las reuniones familiares de mi mujer suelen ser ajustadas en espacio ya que son una familia numerosa y la casa de mi suegra en la que se juntan no es muy grande. Todo empezó en una de esas reuniones, la ...
    ... mayoría de los presentes estaban viendo un partido de futbol y otros estaban afuera, como no me interesa el futbol yo estaba hasta atrás de pie recargado cerca de la entrada de la cocina perdiendo el tiempo con mi celular, cuando en eso pasa Jenny con sus leggins de colores moviendo como siempre ese culo riquísimo que se carga y roza con su cadera, casi con la nalga, mi entrepierna al pasar (y como yo suelo usar pantalones de vestir, pues sentí más), me dice: - ¡Ay! perdón, Dani. - No hay cuidado – le contesté. Iba de prisa así que no pasó a mayores y siguió su camino (yo me hacía wey, si me encanto el contacto, jeje). Después volvió a pasar, rozándome de nuevo con sus caderas y me dice: - Ya la traigo contra tí, jajajaja. Debo decir que este comentario de ella se me hizo raro ya que el trato que tengo con ella no es lo que se podría decir de mucha confianza, simplemente nos hablamos como cuñados que somos y punto, simple y sencilla amabilidad, además agregando que tanto ella como yo tenemos personalidades serias, por eso me sorprendió esa confianza. Por otro lado eso que me dijo me animó a intentar algo, como ella era la única que en ese momento pasaba por la cocina me acomodé de tal forma que mi pelvis quedara un poco más hacia adelante. Funcionó. Ella seguía pasando y seguía rozando su cadera contra mi pene ya erecto (lo bueno es que traía pantalones de vestir algo sueltos y no era tan evidente, nunca me ha gustado usar ropa ajustada), pasaba rápido siempre rozándome y en ...
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