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(8) Prueba, la verdad sobre el amor
Fecha: 16/10/2019, Categorías: Gays Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos
... reconocer la realidad de su vida. Nos miramos mientras el silencio se prolongaba, mi cerebro envió un mensaje al glande, este empujó sin moverme, es decir, esa pulsación que gusta. Ella enarcó las cejas abriendo la boca levemente, dejó escapar aire y se removió empujando levemente, me dijo que le había gustado mi respuesta, que entendía que era un sí, y añadió que sus poros estaban erizados debido a esa sensación que le había producido y cierta sensación de frío en la parte alta de la espalda y en la cintura. Me dijo que tenía una habitación donde guardaba muchos secretos, pero no estaban anclados, ni tampoco inmóviles, y levemente sabía de su utilidad ya que estaban fuera de la ley, cumplía órdenes de la dirección, pero uno de ellos requería una solución rápida, el tiempo se estaba terminando, debido a mi llegada a la empresa. Lentamente sacó el penetrador y le miraba, su lengua recorrió el glande y succionó como si intentara beberse lo que saliera, cierto es que su confesión me había dejado perplejo, y empecé a pensar si era fruto de su imaginación, y en la oficina tenía fama de mentirosa, por tanto debería tener cuidado con mi respuesta. Ante mi silencio, ella calibraba la mirada que veía en mis ojos, chupeteaba, desviaba sus ojos al penetrador, y volvía a mirarme a los ojos, le pregunté que era verdad y que parte era inventada. La tía no tenía desperdicio, sonriendo levemente con malicia en su gesto, dijo que yo en la oficina tenía fama de férreo, ...
... obstinado y ella pensaba que era un chulo de mierda, que despreciaba a las mujeres, que las veía inferiores y que en mis actos ella veía que me meaba en ellas, además a la cara, y que no escondía mi desprecio. Respondí que en cierto modo así era y añadí algo más que la molestó más de lo que pensaba, dije que algunas solo servían para ser folladas y muchas de ellas no servían ni para eso, ni para ponerse. Su mirada estaba llena de hostilidad y respondió que sería mejor que no se enteraran, iba a tener futuro complicado, lleno de putadas incluso de la forma más sublime que pudiera pensar y que demostraba total ignorancia sobre el pensamiento femenino. Su mirada seguía hostil. Le recordé el primer día de trabajo, esa mañana que me fue presentando a los que serían compañeros de trabajo, lugar más bajo de mi escala de valores, en realidad de colaboradores. Y uno a uno les fui dando la cifra que de forma natural aparecía en mi mente, incluso de futuros enemigos, y me equivoqué bastante debido a mi forma de ser, y sostuve una larga guerra, mi senda entre dirección y el resto de gente, estaba solitaria, solo la secretaria de dirección estaba excluida, sorprendía sus miradas compasivas. Nuevamente cambió el semblante y confesó que ella en sus noches de soledad construía sus historias y que ahora se daba cuenta de su sumisión, ese calor que sintió por mi proximidad pensó que yo manejaba y que ella había caído en mi red, me veía como una araña que la ataba lentamente y pensaba que ...