1. (8) Prueba, la verdad sobre el amor


    Fecha: 16/10/2019, Categorías: Gays Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... servicio a secar la humedad vaginal, era imposible negar la huella que habías dejado en su mente, en sus tetas, tu, esa estatua inmóvil que la miraba fijamente, y lo desconocido que le llegaba de su cerebro, eras una sombra inquietante, que la envolvía atrapándola, y avivaba ese fuego el recuerdo de que no podía evitarte.
    
    Y cerca de la hora de comer, volviste a la oficina, de recepción le llegaban cosas y escuchó tu voz pidiendo tus mensajes escritos, recados, cartas y demás, incluido el sistema secreto anti hackers, telefax.
    
    Te vio ir en su dirección desde recepción, entraste en su despacho y sin mediar palabra te situaste fuera de la visión de contabilidad y por encima de su hombro dejaste caer unas bragas de color negro con dibujos en hilo rojo. Y al oído le dijiste que no hiciera planes a partir de las ocho.
    
    Quedó impresionada por muchas causas, una de ellas era lo que desprendías, esa seguridad en la que te basabas, como si la conocieras y supieras que estaba entrega sin saber la causa, aunque en el fondo reconoció que sus amiguitos eran del montón, sin ideas, de piñón fijo, y nunca la pusieron en jaque sexual como tú, esa sensación desconocida que tu habías introducido en ella.
    
    Recordó sus poros erectos y el vello erizado, tuvo que juntar sus piernas todo lo que pudo y un poco más, su naturaleza había sido despertada en otro nivel, otro forma desconocida, y esa sombra inmóvil, esa estatua la había dominado en silencio, con ese puente que habías construido ...
    ... entre tus ojos y sus pechos, duros como piedras, y ella esperando que le cruzara y sentir la acaricia en sus pezones.
    
    Esperaba que fuerais juntos a comer, y se sintió defraudada, bajó con algunos de sus compañeros de departamento, como siempre, y cuando finalizaba la jornada de trabajo, recibió la respuesta de su e-mail, decías que la noche empezaba, tan solo necesitabas un sí o un no, si decidía el silencio como respuesta, tú lo entenderías como un no.
    
    La respuesta tú no la esperabas, ya que tardaste en responder, ella había movido ficha en tu dirección, cruzaba ese puente en tu dirección y la respuesta fue “La armonía impide ponerme tu ennegrecido regalo”.
    
    Y aquella noche ella descubrió un mundo desconocido, desde el primer bar de tapas, entrantes como dijiste, expertos en canapés de ahumados, a otros norteños con sus potentes emparedados, y la cena en un ambiente de brujas, todo era del bosque encantado, y fue de sorpresa en sorpresa, y sus dudas acerca de ti fueron creciendo, incluso apareció el temor, que escondías en tu tono natural, y se fijó en que te conocían por tanto apartó parte de ese temor, le dijo que no te escondías con ella.
    
    Después la llevaste a un pub, aquello sí que fue una sorpresa y de nuevo pensó que no, no te ocultabas, le presentaste a tus amigos y conocidos del pub, y ese grupo tuyo la asediaron a preguntas, era muy raro que llevara compañía, pensaban que era un solitario, y tuvo cierta conversación con la mujer que ponía las copas, de vez ...
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