1. Una razon para estar quieto


    Fecha: 17/10/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... pero a cambio, Juan Carlos, había encontrado en mí, un complaciente culito y una boca que satisficiera sus más ardientes erecciones… Al unísono, entraba y salían de nuestros culitos, solo se oían el correr del agua, el golpeteo de nuestras nalgas y gemidos de nuestros machos, enterrando sus vergas… Habrán transcurrido 30 o 40 minutos, y como si estuvieran sincronizados, los dos eyacularon dentro de nuestro orificio, Juan Carlos se puso de pie y conmigo ensartado y me dejo inundado el culo con su elixir, que de abundante y caliente, escurría por mis piernas… fueron tal vez 4 o 5 dardos líquidos, que ardientes llegaban hasta el fondo de mi… me sujeto firmemente y con una estocada final, me recostó sobre su pecho y me beso por primera vez la boca. Su lengua, quería devorar mi boca, su lengua luchar con la mía y su saliva ahogarme de su excitación. Stefan saco la verga de Alfonso lo baño de pies a cabeza, con disparos largos y aguados de un incipiente semen… había logrado por primera vez una eyaculación, se tiró satisfecho al pasto y desmadejado Alfonso pasaba sus dedos por su cuerpo, para tragar el semen que lo había herido… Está de más decir, que nunca visitamos el sitio a solas, esto es entre dos, sino que siempre nos ingeniábamos para compartir esos momentos los cuatro, algunas ocasiones en el riachuelo, otras en su casa o en la mía, cuando salían mis padres a trabajar y mi hermano al futbol los sábados. Ellos fueron una razón para estar quieto, por algunas horas. Fue la mejor temporada de primavera que tuve, y duro casi tres largos años, hasta que Juan Carlos se casó, y Stefan decidió estudiar un semestre en el extranjero.
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