Tatiana Cap I. Juegos Lujuriosos
Fecha: 20/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... Eran cortas, le llegaban apenas más abajo de la rodilla, pero supuso que no sería un problema. Bueno, don Benito decidiría. Se la puso sin problemas, pues, aunque le quedaba bastante apretada, era de tela bien elástica. Se colocó las chalas y pasó al baño para ver cómo le quedaban. Era una costumbre espontánea de Tatiana mirarse al espejo después de ponerse cualquier prenda de ropa. Las calzas blancas se pegaban como una segunda piel a sus piernas y a su bien formado trasero, y los tacos altos se lo levantaban y lo hacían resaltar en toda su magnificencia, además de arquear su espalda en una espléndida curva. Sin duda don Benito sabía lo que había que hacer. Tan ajustadas le quedaban las calzas que se marcaba la forma de su tanga, aunque por suerte también era blanca. Al levantar la blusa pudo apreciar el contorno de su cintura. Se sintió orgullosa del trabajo que había hecho con su cuerpo: ahí donde las calzas terminaban de ceñir sus caderas, apenas se generaba un pequeño cambio de relieve; no tenía nada que le sobrara, la máquina de spinning había sido un excelente reemplazo de la bicicleta. Por otra parte, los masajes y los cuidados que había tenido con su piel habían hecho maravillas: su abdomen parecía el de una quinceañera; sin ningún vestigio de su embarazo. Mientras se admiraba, sintió que volvía el molesto dolor en sus pechos. Se alegró de tener por fin el remedio. Estaba aún algo nerviosa; ningún hombre fuera de Pedro y su doctor de cabecera la había visto desnuda. ...
... “No seas tonta”, se dijo. “Don Benito y la señora Marta sacrificándose para ayudarte, y tú toda vergonzosa por niñerías”. No debía hacer esperar más a sus vecinos. Abandonó su dormitorio, cerró la puerta con cuidado para no despertar a Benjamín, se armó de valor y avanzó por el pasillo para volver a la sala. La casa de Tatiana era una de las más grandes del condominio. Tenía un living separado del comedor, y las habitaciones eran bastante espaciosas. A Pedro le gustaban los espacios poco arrebatados por lo que habían optado por muebles esbeltos para su decoración. La sala, aparte de un elegante aparador y una exquisita biblioteca, contaba solo con un sofá tapizado en cuero blanco tipo Chéster, ubicado en el centro de la estancia, y un par de sillas romanas del mismo color. Sobre los muros, a juego con el blanco de los muebles, destacaba un gran espejo finamente enmarcado y una marina de colores en sincronía con el tono de madera del piso y del mobiliario. Cuando la joven regresó, Marta estaba sentada en una silla y Benito se paseaba de un extremo a otro de la estancia. ―Estas calzas son las que me quedan más apretadas, pero me parecen un poco cortas; no sé si están bien —le dijo a Benito, sin darse cuenta de la cara de asombro con que la contemplaba. ―Inteligente decisión, Tati ―aprobó el decano, apenas recobró el habla. El viejo zorro, por lo que le había contado su mujer, había comprendido los conflictos internos de la joven. A Tatiana le encantaba que elogiaran sus ideas e ...