Tatiana Cap I. Juegos Lujuriosos
Fecha: 20/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... bajos, se llevaban relativamente bien. No obstante, Marta entendió desde el principio que su poco agraciado marido era un pervertido incurable, y que no desecharía oportunidad alguna de encamarse con una chica medianamente atractiva. Una vez que trató de sorprenderlo y lo siguió a uno de sus encuentros eróticos, encontró la fórmula para seguir viviendo con él. Cuando vio a la chica que lo acompañaba, seguramente una estudiante que necesitaba mejorar sus notas para pasar de curso, sintió una excitación morbosa que le impidió intervenir en ese chantaje que se estaba perpetrando en un sórdido motel. La chica era hermosa, y le recordó a sus compañeras de estudios que se creían superiores a ella porque tenían un príncipe azul encandilado por su belleza. La sola idea de que su obeso marido estaba aprovechándose de una lindura como ésa le provocó un insano placer. En ese mismo momento la gran verga de su hombre estaba taladrando a su gusto el cuerpo juvenil de la pobre chica, mientras el novio de ella, ignorante de lo que sucedía, podía estarle escribiendo una carta de amor o soñando con tenerla más tarde en sus brazos. Esa noche le contó a Benito que lo había seguido, y después de hacerle confesar que había enculado a su alumna, por primera vez en varios años volvió a permitir que la tomara por el culo. Después de eso, múltiples fantasías llenaron las noches de aquel maduro matrimonio. Benito le contaba con lujo de detalles las emocionadas reacciones de las jovencitas cuando veían ...
... su pedazo de herramienta, sabiendo que debían entregar el culo para aprobar el curso. Marta estaba siempre dispuesta a ver con él películas porno, en las que descubrió su fijación por los senos grandes. Sabía que no era lesbiana, pues gozaba con su marido, pero no podía negar que la excitaba ver un par de tetas bien desarrolladas. Una mañana, como todos los días, Marta se levantó temprano para preparar el desayuno de sus hijos y su marido. Los muchachos tragaron sin mascar y salieron apurados. Entonces Benito decidió abordar el tema que lo obsesionaba. ―¿Cómo está la Tati? —preguntó ansioso. ―Con las tremendas pechugas. Apenas se las puede. ―¿Cuándo la vas a invitar a las reuniones? ―Seguro que el Pato te pregunta todos los días por ella ―se burló Marta mientras recogía la mesa. Patricio, hermano de Benito, era un solterón y un vividor empedernido. Había seguido una carrera universitaria pero no la había terminado, y de ahí en adelante había andado de tumbo en tumbo, alternando trabajos inestables con períodos de cesantía. Al verlo en problemas, Benito había conseguido que lo contrataran como guardia en el condominio. Iba a cumplir tres años en el cargo, hacía bien su trabajo, era servicial con las señoras y respetuoso con las muchachas y mujeres solteras. ―Todos preguntan —replicó Benito, siguiendo a su mujer a la cocina—. Hace más de un año que lo vienes prometiendo. ―¿Qué culpa tengo yo de que la hayan preñado tan rápido? ―se defendió Marta―. Pero ya está bien recuperada. ...