Tatiana Cap I. Juegos Lujuriosos
Fecha: 20/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... Hasta quedó mejor que antes. Cuando se trata de cuidarse para verse linda no le gana nadie. ―Con eso que dices me dejas más ansioso todavía ―la increpó su marido. Marta dejó los platos en el fregadero y se volvió hacia él. ―Yo estoy tanto o más ansiosa que ustedes de que la Tati empiece a ir a las reuniones. Pero si la apuro no conseguiremos nada. Podrías hacerte amigo de Pedro. Benito negó con la cabeza. ―Es un tipo simpático, pero está metido en sus asuntos. No he sacado nada con él. Bueno, me voy —y se despidió con una palmada en el trasero de su mujer. Apenas terminó sus labores diarias, Marta se dirigió a la casa de Tatiana. Hacía un año y medio que la ayudaba en todo lo que podía. La chica era tonta; no lograba aprender a cocinar ni a ejecutar bien las tareas domésticas, aunque en ese tiempo algo había mejorado. Pero Marta no dejaba que prescindiera de ella; siempre tenía una receta nueva o alguna fórmula de limpieza o decoración que enseñarle. A esas alturas Tatiana se había ganado su simpatía; era tan ingenua e inocente que a veces le remordían la conciencia sus intenciones de hacerla participar en las reuniones. Pero el impulso morboso era más fuerte. Sin embargo, pensaba llevarla por las buenas, y estaba convencida que podría convencerla fácilmente. Y por lo demás, al final dependía de ella si seguía yendo o no a compartir con el grupo Tocó el timbre, y Tatiana le abrió oculta a medias tras la puerta, haciéndole señas de que entrara rápido. Marta lo hizo, y vio que ...
... la joven llevaba unas calzas ajustadas, tenía el pelo húmedo y se cubría apenas los pechos con una pequeña toalla de bebé. ―¿Cómo está, señora Marta? ―la saludó Tatiana después de cerrar la puerta y darle el beso de costumbre―. Disculpe, pero acabo de amamantar a Benjamín y no alcancé a ponerme nada encima. ―Descuida, Tati, yo sé lo que pasa con las guaguas, no te dejan tiempo para nada―. Marta trataba de disimular como podía las ganas de mirarle el escote que afloraba de la toallita—. Vístete tranquila, yo te veo al niño mientras tanto. Marte tenía pocas oportunidades de ver los pechos de su vecina en todo su esplendor, y no desaprovecharía esa ocasión. Ambas se dirigieron al dormitorio, y Tatiana, con absoluta inocencia, se desprendió de la toalla y la dejó sobre la cama. Marta quedó prendada de los inmensos senos que habían quedado expuestos ante sus ojos. Agradeció que el pequeño Benjamín estuviera durmiendo, ya saciado de las exuberantes ubres de su madre. Así podría admirar sin distracciones a la joven mientras se vestía. Ante su sorpresa y placer, Tatiana la invitó antes a sentarse en la cama. ―Señora Marta, necesito preguntarle algo ―le dijo en tono serio. Por un momento, Marta temió que la rubia se hubiera dado cuenta de las ansias con que ella contemplaba esas increíbles tetas, pero las siguientes palabras de Tatiana la tranquilizaron—. Lo que pasa es que en el último tiempo Benjamín ha estado tomando menos leche, y… ay, ¿cómo decirlo?. por eso se me están hinchando ...