1. Las desventuras de Elena (2)


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Aun antes de ingresar, Elena vio que se trataba de un baño muy espacioso, de azulejos y sanitarios blancos. Una vez adentro Wanda soltó la cadena y le dijo:
    
    -Quítate toda esa ropa de ramera que llevas puesta.
    
    Elena se sonrojó. Nadie jamás la había tratado así. Estaba muy asustada pero a la vez caliente y esa mezcla de sensaciones le producía una especie de embriaguez emocional que la perturbaba. Mientras cumplía con la orden sus ojos repararon en un equipo para enemas ubicado en una especie de perchero.
    
    Wanda la miraba fijamente, admirada y deseosa de ese cuerpo perfecto.
    
    -Estás para comerte cruda. –le dijo con voz pastosa. –Y eso haré esta noche cuando los Amos se tomen un descanso después de haberte cogido hasta por las orejas. Ahora arrodillate y apoyá la cara en el piso. –le ordenó.
    
    Elena, con las mejillas ardiendo por lo que había dicho la rubia, no se atrevió a protestar, pero una vez en posición tan humillante no pudo contener una súplica:
    
    -Por favor... Por favor, Wanda, no me hagas...
    
    La guardiana, que estaba preparando la enema, giró hacia ella y la interrumpió en tono duro:
    
    -¿Cómo te dije que debías llamarme?
    
    -Señorita Wanda... -recordó Elena sintiendo que su temor aumentaba.
    
    -Y sin embargo te atreviste a tutearme, perra.
    
    -Perdón, señorita Wanda...
    
    -No sé lo que es perdonar. Cuando se me falta yo castigo, y eso es lo que voy a hacer antes de limpiarte bien para los Amos.
    
    -No, señorita Wanda, por favor, no...
    
    Pero Wanda, ...
    ... impasible, tomó el látigo y ubicándose detrás de Elena le cruzó el culo de un fuerte azote que la hizo gemir. Después siguió castigándola con latigazos lentos y firmes mientras se deleitaba viendo cómo esas nalgas iban adquiriendo una tonalidad rojiza que a sus ojos de sádica las embellecía más aún.
    
    -¡Aaaayyyyyyy! ¡No! ¡AAAAYYYYY! –gritaba la pobre Elena moviendo su maltratado culo de un lado al otro procurando en vano esquivar los impiadosos golpes.
    
    Tenía los ojos llenos de lágrimas y las nalgas ardiendo cuando Wanda, por fin, hizo una pausa, la tomó del pelo con firmeza y enderezándola la cabeza le dijo:
    
    -¿Aprendiste cómo debés dirigirte a mí, puta?
    
    -Sí... sí, señorita Wanda... no me pegue más... por favor...
    
    -Esto no fue nada, querida. Puedo ser muchísimo más dura todavía, así que te va a convenir portarte bien conmigo y sobre todo con los Amos.
    
    "Los Amos"... –pensó Elena. "Son varios y saben de mis fantasías... ¡Dios mío, son sólo fantasías!... pero ahora serán realidad" –se dijo estremecida por la desesperación y la calentura al unísono. "no dejaré que me hagan nada... me resistiré..." pensó para engañarse a si misma mientras Wanda se calzaba en la mano derecha un guante de látex. Corcoveó un poco al sentir la penetración de un dedo y Wanda le dijo:
    
    -Mmmhhhh... lo tenés cerradito. ¿Qué pasa? ¿no te da por acá tu marido? ¿Es tan boludo como para perderse este manjar?
    
    Elena se mantuvo en silencio, pero pensó que era cierta esa condición de su orificio ...
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