1. Las desventuras de Elena (2)


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... anal que había notado la rubia. Claro que su marido la cogía por el culo, no se privaban de nada en materia de sexo y sin embargo la entradita se mantenía asombrosamente estrecha y eso significaba gozar intensamente cada vez que Federico la penetraba por allí.
    
    Ahora la guardiana tenía el dedo hundido en el culo hasta el nudillo y lo movía un poco, en redondo y haciéndolo avanzar y retroceder mientras Elena balanceaba sus caderas ganada por una evidente sensación de placer. Wanda le metió otro dedo y Elena corcoveó provocando una risa sádica en la guardiana.
    
    -Tengo que ensanchártelo para los Amos, puta. –le dijo la rubia y sin más le introdujo con cierto esfuerzo un tercer dedo que completó el ancho de una verga. Así penetrada, Elena sintió que se estaba excitando cada vez más y no podía disimularlo.
    
    -Te gusta, ¿eh?, sí, claro que te gusta porque más que te la des de pobre víctima sos una puta hambrienta de vergas, y te aseguro que esta noche las vas a tener en cantidad. –se burló Wanda y retiró sus dedos con violencia para después quitarse quitarse el guante y dirigirse al perchero.
    
    La bolsa estaba llena de agua mineral. La rubia tomó la canula y con expresión sádica la acercó con lentitud al orificio anal, la apoyó un momento y después comenzó a introducirla:
    
    -Después de esto tu culo quedará inmaculado y listo para recibir las pijas que te vas tragar, putona. –y metió la cánula en toda su extensión. Abrió después la válvula y Elena sintió que el agua ...
    ... comenzaba a entrar. Se movió inquieta ante lo desconocido de la sensación y pronto le pareció que era un torrente lo que la iba llenando. De su boca se escaparon algunos quejidos.
    
    Wanda, mientras tanto, no dejaba de solazarse mirado esa grupa agrandada por la posición, esa cintura tan fina, esas tetas portentosas que pendían balanceándose a cada movimiento que hacía Elena a medida que el agua entraba y le provocaba ya una muy incómoda presión en su interior.
    
    -Por favor... –rogó en un momento.
    
    Wanda emitió una risita burlona y le contestó:
    
    -Oíme, puta, andá sabiendo que acá no hacemos favores. Ni a los Amos ni a mí nos conmueven las súplicas. Lo único que queremos es gozar a fondo de cada perra que traemos y eso es exactamente lo que vamos a hacer con vos.
    
    -Pero... después, aaayyy, ¿me van a dejar ir?... –preguntó Elena sintiendo retorsijones en los intestinos.
    
    El agua de la bolsa había entrado por completo en la prisionera cuando Wanda le respondió con una expresión de crueldad en su rostro:
    
    -No te ilusiones, puta. Ya no vas a volver a ser libre nunca más.
    
    -¡¿Qué quiere decir?! –se alarmó Elena.
    
    -Ya lo vas a saber... –contestó Wanda sonriendo perversamente.
    
    Wanda le quitó la cánula y la mandó a sentarse en el inodoro, donde Elena evacuó aliviada y con estridencia toda el agua que la había inundado.
    
    La rubia le sacó el collar, la tomó de un brazo y la metió en la bañera, donde debió ducharse prolijamente, con lavado de cabeza incluido, mientras su ...
«1234...11»