1. Mi nombre es Marlene y tengo un pequeño secreto…


    Fecha: 30/10/2019, Categorías: Voyerismo Autor: Marlene.munoz.r, Fuente: CuentoRelatos

    ... universidad y que me lo decía porque aparento menos edad.
    
    - No vecino, hoy fue día de asueto, tanto en la mayoría de las escuelas como en algunos trabajos.
    
    Mi vecino ha de tener unos 30 y algo de años, es de esas personas que lleva casi siempre el mismo estilo de playeras, con personajes de anime o de videojuegos, pantalones tipo jeans, gorra y tenis tipo converse o Vans, en otras ocasiones lo he visto con shorts del estilo para acampar, calcetas negras, playera y tenis; un estilo que no veo muy seguido en los hombres y, dicho sea de paso, no estoy muy segura a que se dedica ahora que lo pienso. Es alto, algo llenito y muy blanco.
    
    -Ah, cierto. Con razón.
    
    No quise averiguar lo que quiso decir.
    
    -Bueno vecino, quizá no tengo escuela, pero si muchas cosas que hacer. ¡Me retiro!
    
    Me acerqué y me despedí de beso en la mejilla. Noté que se sonrojó, pero lo hice sin pensar, es natural para mí saludar y despedirme de beso en la mejilla.
    
    - ¡Hasta luego vecina! ¡Gusto en saludarle!
    
    Entré al auto, encendí y me fui.
    
    …
    
    Cuando regresé a casa, bajé el tanque pequeño de gas y las compras que según yo servirían como mis provisiones para sobrevivir el resto del día y no salir de casa de nuevo. Abrí la puerta, entré, me tumbé en el sillón y dejé el gas en la puerta… lo miraba y pensaba que era necesario comprar el tanque grande como la mayoría y olvidarme por tener que llenarlo nuevamente en un tiempo, pero siempre me decía lo mismo: “¡para que! Mejor así, gasto ...
    ... menos agua y gas”.
    
    Suspiré y me levanté de un jalón. Me quité la sudadera gris y acomodé las cosas en la alacena. Salí, tomé el tanque de gas y me dispuse a conectarlo de nuevo. Lo cargaba con las dos manos y cada cinco pasos lo dejaba en el suelo, aunque solo eran como 15 pasos y no estaba tan pesado, pues sí que me tomaba mis tiempos. ¡Ja!
    
    Cuando iba a medio camino escuché, y pegué un pequeño salto al mismo tiempo que me di la vuelta.
    
    - ¡Hola de nuevo vecina! ¡Ahh! Con que se ha quedado sin gas, yo le ayudo hombre, pues para que somos los vecinos, deme eso.
    
    - Que tal vecino, no le había visto, me pego un susto, muchas gracias.
    
    Pensé que ya era mucho estar de chismoso y que prefería hacerlo sola, pero como ya estaba ahí, pues…
    
    Le quitó la etiqueta al tanque, lo conectó en un santiamén y dijo:
    
    - Abriré el gas, si quiere encender la estufa y yo reviso que no tenga alguna fuga con un poco de espuma de jabón para trastes.
    
    -Sí, está bien. La enciendo y usted me echa un grito.
    
    Entré e hice eso, encendí la estufa y le grité: ¡Listo vecino!
    
    Esperé un poco y recibí un grito de regreso: ¡Ya quedó!
    
    Cuando dijo eso, volteé hacia el sillón y vi mi sudadera. No me había dado cuenta y solo andaba con la blusa de tirantes debajo. Mi primer instinto fue correr y ponérmela de nuevo, el segundo fue dejar las cosas así. Después de todo que mal podría hacer mi vecino “ñoño”.
    
    Un súbito cosquilleo recorrió mi cuerpo… salí y camine hacía el tanque de gas, bajando ...
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