Memorias, entre el pasado y el presente (3)
Fecha: 31/10/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues
... interrumpió. La chica se vistió y se marchó y Albert y yo nos quedamos allí haciéndonos la “paja”. Unos segundos tras su marcha Albert gruñó y aceleró su mano tras haberse girado y puesto boca arriba. Luego me dijo que se había corrido y me enseñó el líquido transparente en un hoyo formado con su pulgar y puño cerrados, según él fue lo que vimos el día anterior, aunque en su caso fueron apenas unas gotas blancuzcas. Yo sólo conseguí ponerme roja la piel del pito y que me picara así que le dije que también me había corrido aunque aún no me salía la leche. Él rió y dijo: claro, aún eres joven, ya te saldrá. » Cathy hizo una pausa y carraspeó, pidió agua a Tom, éste subió a la cocina y le bajó un baso, al bajar Cathy se fijó que estaba empalmado y se lo echó en cara. — Vaya hermanito, ¿tú también te empalmas, como el prota, ¿eh? — ¡Oh si, bueno, es inevitable! Oye, yo nunca me he hecho una “paja”, tengo que probar ha hacerlo —le aseguró Tom dicharachero. — ¡Claro, ya sabes, como aquí lo explica! —rió su hermana. — ¡Si, pero se ve que no es fácil, mira las dificultades que tuvo el chico! ¿Por qué no me echas una mano tú hermanita? Como su niñera, una mano amiga, ¿eh? —rió ahora él. — ¡Ni hablar mocoso eso es una guarrada! —se negó ella moviendo su cabeza y proyectando sus larga melena rubia y rizada volviéndole la cara y llamándolo mocoso como solía hacer cuando eran más pequeños. — Y vosotras hermana, ¿no os hacéis pajas? ¿Metiéndoos un dedo en el chocho o algo así? —le ...
... preguntó Tom en su tono jovial acostumbrado. — ¡Eso lo hacen las guarras! Yo soy una chica formal. —se excusó Cathy sintiéndose tal vez algo ruborizada. — ¡Claro, tú no! ¿Eh? —le dijo impertinentemente su hermano dándole con el codo en las costillas—. Bueno sigue leyendo, que estaba interesante. — ¡Vale vale, ya sigo! «Aquella noche estaba dispuesto a que Dora me hiciera una paja, para eso cogí nada más y nada menos que cuatro onzas de chocolate de la alacena y las guardé para “sobornarla”. Tras el baño cuando procedió a secarme tenía el pito tan duro como la noche anterior. Ella, viendo mi estaca se sonrió y me la secó a conciencia. — ¡Veo señorito que sigue usted tan “contento” como anoche! —sonrió. Yo la dejé terminar y fui a coger el chocolate que le había traído, aún desudo por la habitación. — ¡Dora hoy te he traído chocolate! —exclamé abriendo la servilleta de tela donde lo había envuelto. — ¡Oh señorito, qué generoso es usted! —me dijo llenándome de besos las mejillas. — Pero Dora, te lo doy con condiciones, a cambio tienes que hacerme algún favor, ¿vale? — Bueno señorito, lo que usted quiera, yo soy muy servicial ya lo sabe. Le di una onza que Dora introdujo en su boca de labios carnosos y marrones, dejando que se derritiera sobre su lengua, y entonces pensé en qué podía pedirle. — ¡Dora quiero ver tu culo! —le espeté. — ¡Uy señorito, qué cosas tiene! ¿Para qué iba a querer ver el culo de una vieja como yo? —preguntó ella escurriendo el bulto. — ¡Vamos Dora prometiste ...