Memorias, entre el pasado y el presente (3)
Fecha: 31/10/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues
... como yo salvo por su taparrabos. Allí tomó mi pito con sus manos regordetas y suaves y lo manoseó con suavidad, tomando con sus dedos delicadamente a la altura del glande, comenzando a moverlo como Albert me había explicado y yo le había visto hacer aquella tarde. Al principio estaba más bien escéptico ante aquellas caricias, no es que no me gustasen, pero lo había intentado ya tantas veces que hasta pensaba que yo era anormal y no conseguiría nada. Pero la dejé hacer. Mientras ella lo hacía, me dejó seguir tocándole sus pechos, abrazado a ella y pellizcarle los pezones, cuando iba a chupárselos apenas mis labios rozaron sus negros pezones, tan negros como el tizón, sentí unas ganas incontenibles de hacer piss. Me alarmé pensando que me lo hacía encima y me eché para atrás horrorizado. — ¡Me meo! —grité con espanto. Dora siseó Dora tapándome la boca mientras sus mano seguía moviéndome la piel entorno a la punta de mi pito. — ¡Cállese señorito, no es pis lo que va a salir de ahí! —añadió. Lo que vino a continuación no lo recuerdo bien, pero la vista se me nubló, las piernas me temblaron y la sensación de que me meaba encima siguió aunque no vi el líquido salir, en cambio, cuando se me aclaró la visión, sí que vi la leche que había soltado mi pito al correrse, como la de Albert aquella tarde, Dora tenía los dedos manchados con ella y mi vientre también había recibido los impactos al caer esta tras ser lanzada al aíre. En aquellos momentos sentí una gran satisfacción, aquello ...
... era un orgasmo y yo era normal, tan normal como Albert al menos, pues era capaz de alcanzarlos y eyacular como él. Dora me mostró el fruto de mi masturbación y ante mi atónita mirada: ¡se chupó los dedos! — ¡Oh señorito, qué suave leche ha salido de su pito, tan pequeño y joven! —dijo mientras lamía unas gotas que habían quedado en su mano. Tremendamente satisfecho me fui a la cama, complacido, le di a Dora el resto del chocolate, que devoró con gozo incomparable, chupándose también los dedos. Me dio un beso de buenas noches y salió de la habitación apagando la llama del quinqué que la iluminaba. » Tom suspiró y Cathy se giró cansada ya de leer, su hermano también se volvió, quedando ambos mirando al techo. — ¡Jo Cathy, qué historia! —exclamó el joven Tom. — ¡Ya te digo, una guarrada! —dijo jocosamente Cathy. — Si es tan guarra, ¿por qué me la lees entonces? —preguntó el chico curioso. — Pues para pervertirte, porque eres tan inocente que eres como el prota un: a normal —rió mofándose de el. — ¡Yo no soy un anormal! ¡Soy tan normal como el prota, si me hicieras una paja como Dora verías mi leche salir! —protestó Tom, girándose para ofrecerle la espalda a su hermana y apagando la linterna, visiblemente ofuscado. Ciertamente el comentario de su hermana le había dolido profundamente, había herido su amor propio. Así que se propuso intentar masturbarse, como el prota, con la diferencia de que él si lo lograría. En la oscuridad Cathy sintió que le había hecho daño y se arrepintió, ...