1. Nace una perra


    Fecha: 11/11/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... contar todos y cada uno de los suyos. Mmmmmm
    
    En respuesta yo le enviaba fotos donde insinuaba mis pezones, sostenía mis tetas en mis manos…mi culo con el tanga puesto…sus respuestas hacía que me diera cuenta del cuerpo que tenía. A veces me preguntaba qué hacía él conmigo, interesado en una mujer como yo, normal, sin nada que destacase; pero él hizo que cambiase mi percepción poco a poco.
    
    En una de las fotos me enseñaba el paquete. -Madre mía- pensé- no puede ser de verdad. Se ha tenido que poner algo para abultar tanto, es enorme. No había visto una polla así en mi vida. Es verdad que mi experiencia era muy limitada, pero lo que se adivinaba bajo la tela de sus slips me parecía que sólo existía en los vídeos porno y los relatos ficticios.
    
    -¿Todo eso es tuyo?- pregunté queriendo provocarle.
    
    -Sí, y es para ti. Está así por ti.
    
    -¡Qué ganas de comerte ese pollón entero! lamerlo desde la base hasta la punta, jugar con mi lengua en el capullo y tragármelo.
    
    -Joder. ¡Cómo me estás poniendo! Te la voy a meter hasta el fondo de tu boquita. Espero que te quepa entera jajaja.
    
    Cierto, pensé. Bah, no creo que sea para tanto, seguro que me cabe.
    
    -Estoy deseando tragarme toda tu leche, directa del envase bien calentita y espesa. Voy a dejarte la polla reluciente.
    
    -Me matas. Es una de mis fantasías. Que una mujer me la coma hasta el final, me mire mientras se traga mi leche y después me deje la polla bien limpia. Mmmmm eres mi zorrita. Mi zorrita ...
    ... comepollas.
    
    Nunca me habían llamado así, lo consideraba un insulto, pero viniendo de él, en este contexto me excitó mucho. Me sentía muy perra, muy zorra y me gustaba. Estaba abriendo una puerta que siempre había estado cerrada . Solo de imaginarme en la situación me mojaba. Fueron varios los días en los que estuvimos hablando así y que terminaba masturbándome pensando en su cuerpo y su polla. Acababa y todavía necesitaba más.
    
    Llegó el día.
    
    Habíamos quedado en que me recogería y me llevaría al hotel que él había reservado. Yo estaba nerviosa, en mi cabeza se sucedían los pensamientos contradictorios.
    
    -¿¡Qué haces aquí!? Si apenas le conoces-
    
    -Tengo muchas ganas de sentir sus manos sobre mi piel.
    
    -¿Y si no le gusto?
    
    -Quiero arrancarle la ropa.
    
    -¿Y si no me gusta?
    
    -Quiero que me muerda los pezones.
    
    -¿Y si quiero parar?
    
    -Quiero follármelo…
    
    Y así una y otra vez.
    
    Estaba enfrascada en estos pensamientos cuando apareció en su coche. Me subí al coche mientras él me miraba y sonreía. Le notaba nervioso, me dio dos besos en la mejilla y arrancó.
    
    Él llevaba una camisa lisa y un jersey que se le pegaba al cuerpo de una manera que dejaba poco a la imaginación. Podía notar sus músculos bajo la tela. Furtivamente eché un vistazo a su entrepierna. El bulto que vi hizo que me mordiera la comisura del labio para evitar abrir la boca. Con esos pantalones era imposible no fijarse en su paquete.
    
    -Es es un paquete y no lo que reparte Correos- pensé, y me reí por el ...
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