1. M A R I N A


    Fecha: 16/11/2019, Categorías: Incesto Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    ... tenía el menor problema en desinhibirse, mostrar completamente su sexo y abrírselo de par en par ante el objetivo… y ante mí. Como yo no manejaba muy bien el teléfono me acerqué a aquel coñito lampiño que me atraía como la luz a las polillas, en lugar de arriesgarme a hacer un zoom como Dios manda, que sería lo profesional. Yo era un amateur. -¿Se me ve bien el coño? ¿Tengo pelitos? Me depilé ayer pero a veces se queda alguno rebelde… Tuve que aclararme la garganta antes de contestar. -No, Marina. Tu coñito está perfecto. -¡Pero apunta bien, ¿en?! Que se vea todo centrado. -Sí. Pierde cuidado, Marina. Será un coño en primer plano. Ocupará toda la imagen. Eso es lo que quieres, ¿No? -¿Se ve bien?, tío. Cuida el enfoque; que no salga borroso. ¿Quieres que me lo abra más? -Sí. Perfecto… Marina. Así se te ven todos los pliegues. -Que se vean bien el clítoris y el agujerito. ¿Le falta algo? Mi estado febril era tal que casi contesto: -una buena polla como la mía bien adentro-, pero en cambio salió de mi boca otra cosa distinta pero no menos excitante: -¡Nata!, Marina, ¿Qué tal con ¡Nata!? Marina se detuvo al instante, como si estuviese procesando la información y, cuando lo hizo, su reacción fue, de nuevo, como una si una bomba atómica estallase. -¡Siiiiii! ¡Eso es, tíooooo! ¡Es genial! ¡Qué buena idea! El que fue superado por los acontecimientos a partir de entonces fui yo. Mi pequeña sobrina es delgadita y mal comedora pero cuando se trata de ese blanco dulce todo es poco. Es ...
    ... por eso que yo solía tener una gran cantidad de sprays de nata de repostería para nuestras meriendas. En menos que canta un gallo se abalanzó sobre el mostrador donde dejé el sobrante, agarró el bote y se sirvió una generosa ración en la entrepierna, embadurnando su coñito. Sin dejar de reír, se recreó en el juego de extenderlo por su más íntima anatomía, sus jugos se entremezclaron con el postre y su sexo quedó pronto enterrado bajo una fina capa de nata montada. Como colofón se colocó un par de fresas coronando las rosas de nata que cubrían también sus pezones y se llevó un dedo untado a la boca para lamerlo, tal y como era su costumbre. Yo solía reprenderla cuando hacía eso pero en aquella ocasión ni se me pasó por la cabeza. Marina, siempre tan modosa y comedida, con esa cara de niña buena que nunca ha roto un plato, parecía aquella tarde la viva imagen de la lujuria, totalmente desatada y embadurnada de nata por todos sus puntos erógenos. -¿Qué… qué tal estoy? ¿Crees que le gustará? – dijo mientras degustaba la mezcla de sabores con su lengua - . ¡Uhmm, esto está delicioso…! Yo estaba fuera de mí, también quería probarlo y a fe que lo hice. Ni siquiera sé lo que hice con el teléfono; lo cierto es que utilicé las dos manos para mantener a Marina con las piernas bien abiertas, emborrachándome dentro de su coño azucarado a tumba abierta. Enterré mi cabeza entre sus muslos y mi lengua parecía tener vida propia entre los pliegues íntimos del coño de Marina, buscando sus fluidos ...
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