1. Un secreto entre mi suegra y yo


    Fecha: 21/11/2019, Categorías: Infidelidad Autor: nexdelca, Fuente: CuentoRelatos

    ... aumentaron mi libido. La penetré desde atrás en un vaivén incesante algunos minutos hasta eyacular la última gota en lo más profundo de su concha. Desde ese momento, curiosamente, me daban muchas más ganas de cogerme a mi mujer.
    
    Dos días antes de cogerme a mi suegra, había pasado algo que lo anticipaba todo. Hubo un beso suave, corto que nos dimos al despedirnos a espaldas de su hija antes de que Rosa se fuera a dormir en su piso de abajo. Habíamos estado en la fiesta de cumpleaños de Laura su hermana mayor. Rosa había tomado más de lo debido a pesar de que normalmente no es una mujer bebedora. Estaba linda además y entre tragos, risas bailamos tres piezas seguidas de salsa romántica vieja que a ella le gustan mucho. Bailamos pegados, a veces un poco más de lo socialmente permitido. Nuestros cuerpos sudados se acariciaron. Yo la apretaba cada vez más para explorar sus límites cual si yo fuera un adolecente tanteando a una chica juvenil. Ella cedía y me abrazaba más fuertemente pegando sus abundantes senos a mi pecho. Me resultaba fascinante y sorprendente el jueguito prohibido en público con mi propia suegra. Todo lo hicimos con discreción en la sala de baile llena de familiares y amigos de Laura. Casi todos estaban bailando. Tuve una erección que no se notaba gracias a mi camisa por fuera. No la pude controlar. Creo que ella lo notó. Desee que me tragara la tierra en ese instante. No me dijo nada ni tuvo reacción alguna, pero luego su mirada y su sonrisa pícara ...
    ... consintieron mi vergonzante situación. Seguimos bailando como si nada hubiera ocurrido, ella ajustada a mi erección. Habíamos iniciado un juego peligroso. Culminada la fiesta tomamos un taxi los tres de vuelta a casa como a las dos de la madrugada. Los tres estábamos tomados, siendo Rosa la más borracha, aunque bien consciente aún. Paola subió a nuestro piso desesperada por hacer pipí y me pidió que ayudara a su madre a entrarla en su piso. El taxi se fue. Yo abrí la puerta y tomé a Rosa de la mano más por caballerosidad que por otra cosa. Me aseguré que entrara. Ella tiró de mi brazo obligándome a ingresar en la sala de su piso. Nos miramos fijamente con un deseo ardiendo a fuego vivo. Fueron unos segundos intensos y largos. Mi corazón latía como si fuera a subirse por mi garganta. Rosa, cuidadosamente cerró un poco la puerta para evitar que desde le calle se viera algo. Me estampó un beso suave, intenso, pero breve en mi boca y me susurró al oído: “el lunes cuando quedes solito voy a subir a violarte”. Hizo una expresión de picardía. Sonrió, guiñó su ojo derecho y se fue a su alcoba sin dejar de mirarme. Tú empezaste bobito, ahora atente a las consecuencias. Yo salí y cerré la puerta contrariado y con una erección inocultable. Es increíble lo que una mujer desinhibida con tragos encima es capaz de hacer. M e costó trabajo digerir que mi suegra cediera así tan fácilmente a una de mis necias y tenues provocaciones. Me desfogué echando un polvo rápido y desesperado con mi complaciente ...
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