1. Un secreto entre mi suegra y yo


    Fecha: 21/11/2019, Categorías: Infidelidad Autor: nexdelca, Fuente: CuentoRelatos

    ... aguantó y casi que suplicando dijo entre susurros:
    
    —ya por favor, cógeme, la necesito adentro, por favor.
    
    La complací esta vez. Me levanté besándole los senos hermosos y mi verga tanteó ciegamente alrededor de su hoyo. Lo encontré y dejé que se hundiera lentamente. Yo quería mirar eso. Me incliné un poco hacia atrás y levanté el faldón de su vestido hecho un aro de estorbo alrededor de su vientre. Miré con lujuria como mi verga se iba yendo centímetro a centímetro al abismo del pecado más grande del mundo. Qué rica sensación de calor y humedad en esa concha madura. Mis vellos abundantes se confundieron con los de su vulva ardiente. La penetré dulcemente contemplando su reacción. Sus ojos estaban medio adormecidos en un viaje de placer, su boca relajada con sus labios fatigados y vencidos no dejaban de irradiar sensualidad. Su expresión era placer y más placer. La embestí a ritmo constante hasta que sentí cansancio. Sin sacársela la cargué sosteniéndola por sus nalgas. Ella asustada de la maniobra preguntó:
    
    —¿a dónde me llevas?
    
    Respondí con una risa suave sin dejar de clavarla. Me senté con cuidado de no caernos en el sofá de la sala y ella quedó a horcajadas, totalmente ensartada y con sus pies apoyados a lado y lado de mis muslos. Cabalgó entonces con ganas retenidas en un culeo incesante. Yo hacía esfuerzos para no eyacular aún. Deseaba seguir con ese pecado tan delicioso. Entonces se contrajo toda y sus ojos casi se voltearon en un grito ahogado e intenso. Se ...
    ... había corrido envuelta en estrellitas multicolores. Cesó un poco la tormenta. Le pedí que se arrodillara en el sofá. Lo hizo de espaldas hacia mí. Era increíble lo iguales que eran ese par de nalgas a las de su hija. Le puse mi verga en la entrada de su ano, solo para probar su reacción. No me dijo nada. Yo meneaba mi verga entre el hoyo de su ano y la rajita de su concha sin meterla. Quería encularla. Entonces lo intenté.
    
    —Eso duele, no creo que sea buena idea —me dijo con determinación de mujer experimentada— La tienes muy seca.
    
    Busqué el lubricante que uso con Paola y me lo apliqué en la verga y alrededor de su culo. Sus nalgas eran preciosas. Lindas y aun con la piel lisa como las de Paola. Metí la cabeza y cuando ya iba a hundirla ella dijo:
    
    —no, no, no, no ahora Felipe. No por favor. No estoy lista. Hace rato que eso no lo hago.
    
    No la forcé. No insistí tampoco. Ya tendría decenas de ocasiones para jugar con su ano. Entonces se la metí de un tajo en la concha y mis jadeos se hacían más fuertes.
    
    —No me termines dentro por favor, no, no trago píldoras ni nada nooo, ohhh hmmm hmmm hhm.
    
    Saqué mi verga ardiendo y dejé que mi orgasmo se pasmara. La llevé nuevamente al mesón donde estábamos al principio y allí la penetré largamente hasta que ya no fue posible contenerme. La saqué en el último segundo y mi semen se derramó en su abundante pelaje púbico. Ella se acarició la vulva lentamente humedeciendo sus vellos con mi semen tibio todavía, sin parar de darme ...
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