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Emilio (Una noche en Jaén)
Fecha: 22/11/2019, Categorías: Confesiones Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... taberna de pueblo, pero era muy acogedor. - ¿Has visto que ambiente?... ¡está a tope! Se pusieron a la izquierda, de pie, en la barra. En un rincón en el que había; una mesa, ocupada por cinco varones de cierta edad que charlaban animadamente mientras jugaban una partida de dominó y bebían; el espacio reservado para el camarero; y, un cuadro, de tema taurino, que colgaba de la pared junto a la puerta del servicio. Además de seis o siete personas, también de pie, a su derecha, que ocupaban el espacio hasta llegar a la esquina, en la que doblaba la barra. - Un par de cervezas ¡por favor! - ¿Y de tapa, que va a ser? Miró a Emilio y... - ¿Unas alioli?… - ¡Vale!… unas alioli - ¡Ya lo ha oído! ¡Unas patatas con alioli! Era evidente que habían congeniado bastante durante el trayecto. Tobías le gustaba. Le caía bien… La charla avanzaba y sus sonrisas eran cada vez mas frecuentes. Y esas miradas, que le recordaban a sus viejitos cuando querían guerra. Aprovechaba cualquier oportunidad para tocarle. Le pasaba la mano por la espalda sin venir a cuento, o, le tocaba en el muslo y se arrancaba a reír, como si hubiera escuchado algo gracioso… … y, cada vez, se iba pegando más a él. Prácticamente sentía su cuerpo pegado al suyo, cuando apoyado en la barra, empezó a pasarle la mano, disimuladamente, por el culo. - ¡Aquí están las patatas!, dijo el camarero, dejándolas junto a las cervezas. - ¡Que buena pinta tienen!, dijo Emilio Y cogió un ...
... palillo, para pinchar una y llevársela a la boca. - ¡Mmmmm!... ¡están riquísimas!... y miró a Tobías; dejándole claro que aceptaba su manos en el culo. Ahora, Tobías sabía que podía lanzarse en picado. Y empezó a tocarle sin miedo, aprovechando que el local estaba bastante lleno y la gente estaba a lo suyo. El, Emilio, empezó a sentir esa sensación que tanto le gustaba; y dejo que se le pegara como una lapa. Se acercó al oído y en voz baja le dijo: - Eres un guarrete ¡eh! - ¡Si! Es que, estás muy bueno, tío… Se puso frente a él y le sacó la camisa vaquera que llevaba remetida, le desabrochó el botón del vaquero que dejaba la cremallera de la bragueta preparada para el asalto y dejó caer su mano para metérsela dentro y agarrarle el rabo. Ahora fue Tobías quien se acercó a decirle al oído: - ¡Uff! ¡que buena zambomba tienes, cabrón! - ¿Te gusta? - ¡Claro!… pero, lo que mas me gusta es este culazo. ¡Precioso!. Y le agarró el culo. Entraron en una burbuja calentorra y hermética que no les dejaba darse cuenta de casi nada. Pero en la mesa de al lado había alguien que observaba, atentamente al chico; y, claro, se percató de las sutiles maniobras. Este individuo, lo debió de comentar entre sus amigos; y dos de ellos, se levantaron y dejaron la partida para acercarse a ellos. De pie. Junto a ellos. Detrás de ellos. La pareja seguía enfrascada en su juego, que ya había pasado de erótico a pornográfico y estos señores, se quedaron mirándoles, sin ...